El pueblo más feliz de la tierra
Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Juan 15:11.
No se pide que nosotros, como cristianos, andemos con rostros sombríos, suspirando como si no tuviéramos Salvador ni esperanza. Esta conducta no glorificará a Dios. El desea que estemos gozosos. Desea que estemos llenos de alabanzas a su nombre. Desea que nuestros rostros revelen luz, y nuestros corazones gozo. Tenemos una esperanza que excede en mucho a cualquier placer que el mundo pueda proporcionarnos, y este hecho debe manifestarse.
¿Por qué no habrá de ser pleno nuestro gozo—pleno, sin que falte ninguna cosa? Tenemos la seguridad de que Jesús es nuestro Salvador y que podemos obtener abundantes bendiciones de él. Podemos participar libremente de la rica provisión que él ha hecho para nosotros en su Palabra. Podemos aceptar su palabra, creer en él, y saber que él nos concederá gracia y poder para hacer justamente lo que él nos ha pedido. ... {
Podemos buscar constantemente el gozo de su presencia. No necesitamos estar todo el tiempo de rodillas, orando, pero debemos estar constantemente pidiendo su gracia, aun cuando andemos en las calles o cuando realicemos nuestras tareas diarias. Podemos elevar constantemente nuestros pensamientos a Cristo, y él nos impartirá de su gracia. ...
El gozo de Cristo es un gozo puro y sin mezcla. No es una alegría barata que conduce a la vanidad de palabras o a la liviandad de conducta. No, debemos poseer su gozo, y su gozo más grande fué ver a los hombres obedecer la verdad. ... Rogad a Dios diciéndole: “Me entrego por completo. Me doy a ti”. Luego regocijaos. La Palabra está en vosotros, purificando y limpiando vuestro carácter. Dios no quiere que sus hijos anden con la ansiedad y la aflicción reflejadas en sus rostros. El desea que la amante expresión de su rostro se revele en cada uno de nosotros, que somos participantes de la naturaleza divina, porque tenemos la facultad de escapar a la corrupción del mundo. ...
Debido a que Cristo murió, no hemos sido abandonados a la compañía de huérfanos. ... Es posible que obtengamos victoria tras victoria y que seamos la gente más feliz que vive sobre la faz de la tierra.—Manuscrito 37, 1908.
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