Manifestación de
activistas eclesiales por “la desinversión en los combustibles fósiles”
durante la COP22, en 2016. © Ryan Rodrick Beiler/FLM
Versión en español publicada el: 08/06/2017
La justicia climática no es una política
que cualquier presidente pueda desechar sin más, es una decisión moral
que afecta al bienestar de millones de personas y de las generaciones
futuras de todo el mundo.
Miles de personas están transmitiendo este mensaje a
través de declaraciones, mensajes y tuits en las redes sociales, e
incluso en conversaciones de lo más serias con sus vecinos.
muchas de
ellas son miembros de la comunidad del Consejo Mundial de Iglesias
(CMI), grupos humanitarios, iglesias y comunidades, y están trasladando
un mensaje de justicia claro –y unificado– después de que el presidente
estadounidense, Donald Trump, anunciara el 2 de junio que su país
abandonaría el Acuerdo de París sobre cambio climático.
Tras la consternación inicial, ha surgido una determinación reforzada de avanzar hacia la esperanza, la acción y el cambio.
La decisión de Trump retira a los Estados Unidos de la
coalición mundial que tiene la capacidad de generar los cambios
significativos necesarios para hacer frente a la amenaza del cambio
climático, declaró Harriett Jane Olson, directora ejecutiva de Mujeres
Metodistas Unidas (EE. UU.). “Ahora es aun más urgente que trabajemos en
nuestras comunidades y en el sector empresarial para generar los
cambios necesarios” dijo.
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