sábado, 13 de noviembre de 2021

Capítulo 15—El sello de Dios y la marca de la bestia


Solo dos clases

Solo puede haber dos clases. Cada grupo está marcado claramente ya sea con el sello del Dios viviente o con la marca de la bestia o de su imagen.—The Review and Herald, 30 de enero de 1900.

Todo el mundo cristiano estará involucrado en el gran conflicto entre la fe y la incredulidad. Todos tomarán partido. Aparentemente algunos no participarán en el conflicto en ninguno de los dos lados. Parecerá que no toman partido contra la verdad, pero no se adelantarán osadamente por Cristo por temor a perder propiedades o a sufrir reproches. Los tales serán contados con los enemigos de Cristo.—The Review and Herald, 7 de febrero de 1893. A medida que nos acerquemos al fin del tiempo, la línea de separación entre los hijos de la luz y los de las tinieblas será más y más definida. Estarán más y más en desacuerdo. Esta diferencia se expresa en las palabras de Cristo, “Nacido de nuevo”: creado de nuevo en Cristo, muerto al mundo y vivo para Dios. Estos son los muros de separación que dividen lo celestial de lo terrenal y que describen la diferencia entre aquellos que pertenecen al mundo y los que son escogidos para salir de él, que son elegidos, preciosos a la vista de Dios.—Testimonio especial a la Iglesia de Battle Creek (Ph 155), 3 (1882).

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