domingo, 3 de noviembre de 2024

Es para el bien de los obreros


“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” Mateo 11:20-30.

Siempre hay seguridad en ser manso, humilde y compasivo; pero a la vez se debe ser firme como la roca en lo que concierne a las enseñanzas de Cristo. Hay que sujetarse estrictamente a sus enseñanzas. No hay que perder de vista una sola de sus palabras. La verdad permanece para siempre. No debemos confiar en mentira o simulación alguna. Los que lo hagan hallarán que ello cuesta la vida eterna. Debemos hacer sendas rectas para nuestros pies, no sea que el cojo se extravíe. Cuando los cojos se alejan del camino seguro, ¿a quién hay que culpar sino a aquellos que los han engañado? Anularon el consejo de Aquel cuyas palabras son vida eterna, para seguir las obras engañosas que tienen por autor al padre de la mentira. Tengo algo que decir a todos los que creen poder educarse en Battle Creek. El Señor aniquiló las dos mayores de nuestras instituciones establecidas en Battle Creek, y nos ha enviado una amonestación tras otra, así como antaño Cristo amonestó a Betsaida y Capernaum. Conviene prestar la mayor atención a cada palabra que sale de la boca de Dios. No se puede, sin pecado, apartarse de las palabras de Cristo. El Salvador insta a los extraviados a que se arrepientan. Los que humillen su corazón y confiesen sus pecados, recibirán el perdón. Sus transgresiones serán perdonadas. Pero el hombre que piensa que es una debilidad de su parte confesar sus pecados, no obtendrá el perdón ni verá a Cristo como su Redentor, pues perseverará en la transgresión y cometerá una falta tras otra y añadirá pecado tras pecado. ¿Qué hará el tal hombre cuando los libros sean abiertos y cada uno sea juzgado según lo que estuviere escrito en ellos? El quinto capítulo del Apocalipsis debe estudiarse detenidamente. Es de la mayor importancia para los que han de desempeñar una parte en la obra de Dios en estos últimos días. Algunos están engañados. No se percatan de lo que está por suceder en la tierra. Son víctimas de un error fatal los que se han dejado confundir en lo que concierne a la naturaleza del pecado. A menos que hagan un cambio decisivo, serán encontrados faltos cuando Dios pronuncie sus sentencias sobre los hijos de los hombres. Habiendo transgredido la ley y quebrantado el pacto eterno, recibirán un galardón correspondiente a sus obras. “Y miré cuando él abrió el sexto sello, y he aquí fué hecho un gran terremoto; y el sol se puso negro como un saco de cilicio, y la luna se puso toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera echa sus higos cuando es movida de gran viento. Y el cielo se apartó como un libro que es envuelto; y todo monte y las islas fueron movidas de sus lugares. Y los reyes de la tierra, y los príncipes, y los ricos, y los capitanes, y los fuertes, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquél que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero: porque el gran día de su ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?” Apocalipsis 6:12-17.

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