viernes, 13 de diciembre de 2024

Crimen, hambres, pestilencia


Satanás está obrando en la atmósfera; la está envenenando, y nosotros dependemos de Dios para la protección de nuestras vidas: de nuestra vida actual y eterna. Y por encontrarnos en la posición en que estamos, necesitamos estar bien despiertos, plenamente consagrados, completamente convertidos y cabalmente dedicados a Dios. Pero al parecer permanecemos inactivos como si estuviésemos paralizados. ¡Dios del cielo, despiértanos!.—Mensajes Selectos 2:59 (1890).

Dios no ha impedido que los poderes de las tinieblas hagan su obra mortífera de viciar el aire, una de las fuentes de vida y alimento, con elementos mortíferos. No solo ha sido afectada la vida vegetal, sino que el hombre mismo sufre de pestilencia [...]. Estas cosas son el resultado de gotas de las copas de la ira de Dios que caen sobre la tierra, y son pálidas representaciones de lo que acontecerá en el futuro cercano.—Mensajes Selectos 3:446-447 (1891). Aumentarán las hambrunas. Las pestilencias barrerán a miles. A nuestro alrededor hay peligros procedentes de las potencias externas y de las operaciones satánicas de adentro, pero ahora se está ejerciendo el poder restrictivo de Dios.—Manuscript Releases 19:382 (1897). Se me ha mostrado que el Espíritu del Señor se está retirando de la tierra. Pronto se les negará el poder protector de Dios a todos los que continúan despreciando sus mandamientos. Diariamente nos llegan informes de transacciones fraudulentas, asesinatos y crímenes de toda clase. La iniquidad se está convirtiendo en un asunto tan común que ya no sacude los sentidos como en un tiempo lo hacía.—Carta 258, 1907.

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