En los últimos días, ha circulado en línea un sermón protagonizado por una predicadora adventista del séptimo día que utilizó la teatralidad de las palomitas de maíz como ilustración de la vida espiritual. Con gestos exagerados que imitaban granos de maíz al estallar en una máquina de palomitas —"¡pop, pop, pop!"—, intentó dramatizar cómo la vida de las personas supuestamente puede "explotar" hacia la espiritualidad. Trágicamente, este espectáculo fue una pobre exhibición y una representación superficial de la sagrada singularidad de la misión y el mensaje adventistas del séptimo día. Tales actuaciones solo nos recuerdan por qué la iglesia continúa en la condición laodicense descrita en Apocalipsis 3:16: ni caliente ni fría, sino tibia y en peligro de ser vomitada.
El video fue publicado originalmente por SDA Church of Laughs, una página en redes sociales que recopila música y sermones destacados de varias iglesias adventistas. [1] La principal preocupación con el "Sermón de las Palomitas" no es el uso de ilustraciones en sí; Jesús solía usar parábolas para enseñar verdades espirituales. El verdadero problema radica en el espectáculo y la teatralidad que reemplazaron la cuidadosa exposición de las verdades bíblicas. Cuando la predicación adventista se convierte en un espectáculo cómico, el énfasis se desvía de la palabra de Dios y se reduce al puro entretenimiento, dejando a los miembros riéndose de la presentación en lugar de ser convencidos por el Espíritu de Dios.
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