El precioso tesoro del tiempo
La noche ha pasado, y ha llegado el día: echemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de luz. Romanos 13:12.
Si queremos finalmente compartir la recompensa de los justos, debemos aprovechar sabiamente el tiempo de nuestra prueba. Los momentos son más preciosos que el oro. ...
La venida del Señor se acerca. Tenemos tan solo poco tiempo para prepararnos. Si se desperdician las preciosas oportunidades, resultará en una pérdida eterna. Necesitamos una relación más estrecha con Dios. No estamos a salvo por un solo instante, a menos que seamos dominados y guiados por el Espíritu Santo. ...
Los meses pasan rápidamente. ... Pronto este año, con todas sus anotaciones, se contará en el pasado. Que los preciosos meses que quedan sean dedicados a un sincero trabajo del alma por nuestro Maestro. Si pudiéramos contemplar un fiel registro de la manera como empleamos los meses ya pasados, ¿quedaríamos satisfechos? Descartad toda acción que no beneficia a nadie ... y, ¡cuán poco quedará de servicio voluntario realizado para la gloria de Dios! ¡Cuántas horas preciosas se han malgastado en la gratificación egoísta! ¡Cuán a menudo, procurando agradarnos a nosotros mismos, hemos descuidado oportunidades de trabajar por Cristo! ...
La vida, con sus privilegios maravillosos, pronto terminará. Habrá terminado el tiempo para mejorar el carácter. A menos que nos arrepintamos de nuestros pecados, y sean borrados por la sangre del Cordero, permanecerán en el libro del cielo, para confrontarse con nosotros en el día venidero. ...
La noche ha pasado, y ha llegado el día: echemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de luz. Romanos 13:12.
Si queremos finalmente compartir la recompensa de los justos, debemos aprovechar sabiamente el tiempo de nuestra prueba. Los momentos son más preciosos que el oro. ...
La venida del Señor se acerca. Tenemos tan solo poco tiempo para prepararnos. Si se desperdician las preciosas oportunidades, resultará en una pérdida eterna. Necesitamos una relación más estrecha con Dios. No estamos a salvo por un solo instante, a menos que seamos dominados y guiados por el Espíritu Santo. ...
Los meses pasan rápidamente. ... Pronto este año, con todas sus anotaciones, se contará en el pasado. Que los preciosos meses que quedan sean dedicados a un sincero trabajo del alma por nuestro Maestro. Si pudiéramos contemplar un fiel registro de la manera como empleamos los meses ya pasados, ¿quedaríamos satisfechos? Descartad toda acción que no beneficia a nadie ... y, ¡cuán poco quedará de servicio voluntario realizado para la gloria de Dios! ¡Cuántas horas preciosas se han malgastado en la gratificación egoísta! ¡Cuán a menudo, procurando agradarnos a nosotros mismos, hemos descuidado oportunidades de trabajar por Cristo! ...
La vida, con sus privilegios maravillosos, pronto terminará. Habrá terminado el tiempo para mejorar el carácter. A menos que nos arrepintamos de nuestros pecados, y sean borrados por la sangre del Cordero, permanecerán en el libro del cielo, para confrontarse con nosotros en el día venidero. ...
La vida es corta. Las cosas del mundo perecerán con quienes las usan. Seamos sabios y edifiquemos para la eternidad. No podemos permitirnos perder nuestros momentos preciosos, o emprender actividades que no producirán fruto para la eternidad. El tiempo que hasta ahora hemos dedicado al ocio, a la frivolidad, a la mundanalidad, debe emplearse para obtener un conocimiento de las Escrituras, en hermosear nuestra vida, en bendecir y ennoblecer la vida y el carácter de otros. Esta obra recibirá la aprobación de Dios, y ganará para nosotros la bendición celestial del “Bien hecho”.—The Review and Herald, 15 de junio de 1886.