miércoles, 20 de febrero de 2013

Nuestra Elevada Vocación.

Mas luego Jesús les habló, diciendo: Confiad, yo soy; no tengáis miedo. Mateo 14:27.

Pienso en los discípulos, cuando se encontraban en aquella terrible tempestad; el barco luchaba contra vientos huracanados y fuertes ráfagas. Habían abandonado sus esfuerzos porque les parecían inútiles, y mientras las airadas olas hablan de muerte, en medio de la tormenta se ve una forma luminosa que camina entre las encrespadas y espumosas olas. Se escucha una voz entre el rugido de la tormenta: “Confiad, yo soy; no tengáis miedo”.

¡
Oh, cuántos en estos tiempos peligrosos, están luchando duramente contra un mar encrespado! La luna y las estrellas parecen haber sido ocultadas por las nubes tormentosas, y muchos de nosotros exclamamos con impotencia y desesperación: “No vale de nada; nuestros esfuerzos no valen nada. Pereceremos. Hemos luchado con los remos, pero sin éxito”. ... Jesús está tan cerca de nosotros que vivimos en medio de escenas de tempestad y lucha, como lo estaba de sus seguidores, cuando eran sacudidos por el Mar de Galilea. Debemos tener una confianza en Dios, serena, firme e inconmovible. ... Ahora debemos tener una experiencia individual en aferrarnos firmemente a Dios. Cristo está a bordo del barco. Creed que Cristo es vuestro capitán, que él no cuidará únicamente de vosotros, sino también del barco. ...

Esa noche, en aquel barco, los discípulos asistieron a una escuela, donde recibieron su educación para la gran obra que debían hacer después. Cada cual tendrá que enfrentar las horas oscuras de prueba, como parte de su educación para una obra superior, para un esfuerzo más devoto y consagrado. La tormenta no fué enviada a los discípulos para hacerlos naufragar, sino como una prueba, y para probarlos individualmente. ...


Pronto habrá terminado el tiempo destinado a nuestra educación. No tenemos tiempo para perder, caminando a través de las nubes de la duda y de la incertidumbre. ... Debemos permanecer junto a Jesús. Que nadie ... eluda una lección dura, o pierda la bendición de una disciplina severa. ...


Cualquiera sea nuestra condición en la vida, nuestro negocio, tenemos un guía seguro. Cualquiera sea nuestra condición, él es nuestro Consejero. Cualquiera sea nuestra soledad, él es nuestro Amigo, en quien podemos confiar.—Carta 13, 1892.

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