jueves, 2 de mayo de 2013

Nuestra Elevada Vocación.

Fuerza para hoy


Como tus días tu fortaleza.
Deuteronomio 33:25.


Agradezco a Dios por la seguridad de su gracia, que está al alcance de su pueblo de hoy. ... La promesa no dice que hoy tendremos fuerza para una emergencia futura, que las dificultades futuras anticipadas tendrán una provisión de antemano, antes de que nos aflijan. Podemos, si andamos por fe, esperar fortaleza y provisión tan pronto como nuestras circunstancias lo exijan. Vivimos por fe, no por vista. El Señor ha dispuesto que le pidamos todas las cosas que necesitamos. La gracia necesaria para mañana no será dada hoy. La necesidad de los hombres es la oportunidad de Dios. ... La gracia de Dios nunca es concedida para ser malgastada, para que se haga mal uso de ella o se pervierta, o para que se deje enmohecer por el desuso. ...


Mientras lleváis las responsabilidades diarias, en el amor y el temor de Dios, como hijos obedientes que andan en toda humildad de mente, se os dará la fortaleza y la sabiduría de Dios para hacer frente a toda circunstancia difícil.


No seremos capaces de hacer frente a las luchas de este tiempo sin Dios. No hemos de poseer el valor y la entereza de los mártires de antaño hasta que seamos colocados en la situación en que ellos se encontraron. ... Hemos de recibir una provisión diaria de gracia para cada emergencia cotidiana. Así crecemos en gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, y si nos sobreviene la persecución, y si debemos ser encerrados tras las murallas de la prisión por causa de la fe de Jesús y de guardar la santa ley de Dios, “como tus días tu fortaleza”. Si retornaran los días de la persecución, habría gracia suficiente para despertar cada energía del alma que manifestare verdadero heroísmo. ...


Debemos mantenernos cada día cerca de la Fuente de nuestra fortaleza, y cuando el enemigo venga como un diluvio, el Espíritu del Señor nos elevará y levantará un estandarte contra el enemigo. La promesa de Dios es segura, nos dice que la fuerza será proporcional a nuestros días. Debemos confiar en lo futuro únicamente en la fuerza que nos es dada para las necesidades presentes. La experiencia en Dios cada día se hace más preciosa. ... No toméis prestada la ansiedad del futuro. Hoy es cuando estamos en necesidad. ... El Señor es nuestro ayudador, nuestro Dios y nuestra fortaleza en todo momento de necesidad.—Manuscrito 22, 1889.

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