Buscar a Dios por sabiduría
¿De dónde, pues, vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia? Job 28:20.
Tendrán que luchar con dificultades, llevar cargas, dar consejos, hacer planes y ejecutarlos, buscando constantemente la ayuda de Dios. Oren y trabajen, trabajen y oren; como alumnos de la escuela de Cristo, aprendan de Jesús.
El Señor nos ha dado la promesa: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. Santiago 1:5. Es conforme a la orden de Dios que los que llevan responsabilidades se reúnan a menudo para consultarse mutuamente, y para orar con fervor por aquella sabiduría que sólo él puede impartir. Hablen menos; se pierde mucho tiempo precioso en conversación que no produce luz. Únanse los hermanos en ayuno y oración por la sabiduría que Dios ha prometido dar liberalmente. Den a conocer a Dios sus dificultades. Díganle como Moisés: “No puedo conducir a este pueblo a menos que tu presencia vaya conmigo”. Luego pídanle aún más; oren con Moisés: “Te ruego que me muestres tu gloria”. Éxodo 33:18. ¿Qué es esta gloria? El carácter de Dios. Así lo proclamó el Señor a Moisés.
Que el alma se aferre con fe viva a Dios. Cante la lengua sus alabanzas. Cuando se hallen reunidos, dediquen su mente con reverencia a la contemplación de las realidades eternas. Así se ayudarán unos a otros a ser espirituales. Cuando la voluntad de ustedes esté en armonía con la divina, estarán en armonía unos con otros; tendrán a Cristo a su lado como consejero.
Enoc anduvo con Dios. Así pueden andar todos los que trabajan por Cristo. Pueden decir con el salmista: “A Jehová he puesto siempre delante de mí. Porque está a mi diestra, no seré conmovido”. Salmos 16:8. Mientras sientan que no tienen suficiencia propia, su suficiencia estará en Jesús. Si esperan que todo su consejo y sabiduría provengan de otras personas, mortales y limitadas como ustedes, recibirán tan sólo la ayuda humana. Si se allegan a Dios para obtener ayuda y sabiduría, él no frustrará nunca la fe de ustedes.—Obreros Evangélicos, 431, 432.
¿De dónde, pues, vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia? Job 28:20.
Tendrán que luchar con dificultades, llevar cargas, dar consejos, hacer planes y ejecutarlos, buscando constantemente la ayuda de Dios. Oren y trabajen, trabajen y oren; como alumnos de la escuela de Cristo, aprendan de Jesús.
El Señor nos ha dado la promesa: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. Santiago 1:5. Es conforme a la orden de Dios que los que llevan responsabilidades se reúnan a menudo para consultarse mutuamente, y para orar con fervor por aquella sabiduría que sólo él puede impartir. Hablen menos; se pierde mucho tiempo precioso en conversación que no produce luz. Únanse los hermanos en ayuno y oración por la sabiduría que Dios ha prometido dar liberalmente. Den a conocer a Dios sus dificultades. Díganle como Moisés: “No puedo conducir a este pueblo a menos que tu presencia vaya conmigo”. Luego pídanle aún más; oren con Moisés: “Te ruego que me muestres tu gloria”. Éxodo 33:18. ¿Qué es esta gloria? El carácter de Dios. Así lo proclamó el Señor a Moisés.
Que el alma se aferre con fe viva a Dios. Cante la lengua sus alabanzas. Cuando se hallen reunidos, dediquen su mente con reverencia a la contemplación de las realidades eternas. Así se ayudarán unos a otros a ser espirituales. Cuando la voluntad de ustedes esté en armonía con la divina, estarán en armonía unos con otros; tendrán a Cristo a su lado como consejero.
Enoc anduvo con Dios. Así pueden andar todos los que trabajan por Cristo. Pueden decir con el salmista: “A Jehová he puesto siempre delante de mí. Porque está a mi diestra, no seré conmovido”. Salmos 16:8. Mientras sientan que no tienen suficiencia propia, su suficiencia estará en Jesús. Si esperan que todo su consejo y sabiduría provengan de otras personas, mortales y limitadas como ustedes, recibirán tan sólo la ayuda humana. Si se allegan a Dios para obtener ayuda y sabiduría, él no frustrará nunca la fe de ustedes.—Obreros Evangélicos, 431, 432.
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