miércoles, 30 de abril de 2014

SER SEMEJANTE A JESÚS.

Los verdaderos estudiantes aceptan las escrituras como la voz de Dios

Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Juan 8:31, 32.

Los jóvenes y las jóvenes que hacen de la Biblia su guía, no están condenados a equivocar la senda del deber y de la seguridad. Este libro les enseñará a conservar su integridad de carácter, a ser más veraces, a no practicar el engaño. Les enseñará que nunca deben transgredir la ley de Dios con el fin de lograr algo deseado, aunque el obedecer signifique un sacrificio. Les enseñará que la bendición del cielo no descansa sobre el que se aparta de la senda del deber; que aunque algunos parezcan prosperar en la desobediencia, cosecharán seguramente el fruto de la siembra que hayan hecho.

Únicamente los que estiman las Escrituras como la voz de Dios que les habla son los que aprenden verdaderamente. Tiemblan a la voz de Dios, porque para ellos es una realidad viva. Abren su entendimiento a la instrucción divina, y oran por gracia, con el fin de obtener una preparación para servir. Cuando el buscador de la verdad tiene en su mano la antorcha divina, ve en su propia flaqueza la desesperanza de mirarse a sí mismo en busca de justicia. Ve que no hay en él nada que lo pueda recomendar a Dios. Ora para que el Espíritu Santo, el representante de Cristo, sea su guía constante y que lo conduzca a toda verdad. Repite la promesa: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas”. Juan 14:26...

Los estudiantes diligentes de la Biblia crecerán constantemente en conocimiento y discernimiento. Su intelecto abarcará temas elevados, y echarán mano de la verdad de las realidades eternas. Sus motivos de acción serán correctos. Emplearán el talento de la influencia para ayudar a otros a comprender más perfectamente las responsabilidades que Dios les ha dado. Su corazón será un manantial de gozo mientras ven cómo el éxito acompaña sus esfuerzos por impartir a otros las bendiciones que han recibido.—Consejos para los maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación, 434, 435 (edición de 1991).

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