miércoles, 15 de marzo de 2017

¿Y si Francisco fuera un impostor?

El papa Bergoglio cumple su primera "legislatura" como protagonista de una revolución mucho más cosmética que concreta

 

El papa Francisco, cuando fue elegido en 2013.
El principal mérito de Jorge Mario Bergoglio en estos primeros cuatros años de legislatura consiste en haberlo cambiado todo sin haber cambiado nada. Un ejercicio de prestidigitación que requiere la devoción de una sociedad crédula y sensiblera. No estamos en los tiempos de las verdades —no digamos ya las teologales—, sino en la época de las percepciones y de las sensaciones. Y a Francisco se le percibe y se le siente unánimemente como un revolucionario sin haber modificado un milímetro la doctrina de la Iglesia en los asuntos terrenales: ni comunión a los divorciados —los supuestos son excepcionales—, ni reconocimiento a los derechos de los homosexuales, ni compromiso con el peso de la mujer en la Iglesia, ni tolerancia normativa con el aborto, los anticonceptivos o la estirpe descarriada de los adúlteros.

http://internacional.elpais.com/internacional/2017/03/14/actualidad/1489479407_066499.html?id_externo_rsoc=FB_CM 

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