La prosperidad contribuye a que ingresen en la iglesia multitudes que meramente profesan la religión. La adversidad las elimina de la iglesia.—Joyas de los Testimonios 1:480 (1876).
No está lejos el tiempo cuando cada alma será probada. Se nos presionará para aceptar la marca de la bestia. A aquellos que paso a paso hayan cedido a las demandas mundanales y se hayan conformado a las costumbres del mundo, no les resultará difícil ceder a las autoridades imperantes antes que someterse a la burla, los insultos, las amenazas de cárcel y la muerte. La contienda es entre los mandamientos de Dios y los de los hombres. En este tiempo, el oro será separado de la escoria en la iglesia.—Testimonies for the Church 5:81 (1882). Debido a la falta de persecución, han ingresado en nuestras filas hombres que aparentan estar firmes y tener un cristianismo incuestionable, pero quienes, si la persecución surgiese, se apartarían de nosotros.—El Evangelismo, 264-265 (1890). Cuando se invalide la ley de Dios la iglesia será zarandeada por pruebas terribles, y una proporción más elevada de la que ahora anticipamos, prestará atención a espíritus seductores y a doctrinas de demonios.—Mensajes Selectos 2:422 (1891).
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