Mas, ¿quién reconoce las advertencias dadas por las señales de los tiempos que se suceden con tanta rapidez? ¿Qué impresión hacen a los mundanos? ¿Qué cambio podemos ver en su actitud? Su actitud no se diferencia de la de los antediluvianos. Absortos en sus negocios y en los deleites mundanos, los contemporáneos de Noé “no conocieron hasta que vino el diluvio y llevó a todos.” Mateo 24:39. Las advertencias celestiales les fueron dirigidas, pero rehusaron escuchar. Asimismo hoy el mundo, sin prestar atención alguna a las amonestaciones de Dios, se precipita hacia la ruina eterna.
Un espíritu belicoso agita al mundo. La profecía contenida en el undécimo capítulo del libro de Daniel, está casi completamente cumplida. Muy pronto se realizarán las escenas de angustia descritas por el profeta. “He aquí que Jehová vacía la tierra, y la desnuda y trastorna su haz, y hace esparcir sus moradores. ... Porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, rompieron el pacto sempiterno. Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados. ... Cesó el regocijo de los panderos, acabóse el estruendo de los que se huelgan, paró la alegría del arpa.” Isaías 24:1-8.
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