jueves, 4 de julio de 2024

Una invitación a reformarse


A menos que la iglesia contaminada por la apostasía se arrepienta y se convierta, comerá del fruto de sus propias obras, hasta que se aborrezca a sí misma. Si resiste el mal y busca el bien; si busca a Dios con toda humildad y responde a su vocación celestial en Jesucristo; si permanece sobre la plataforma de la verdad eterna, y si por fe realiza los planes que han sido trazados a su respecto, ella será sanada. Aparecerá en la sencillez y pureza que provienen de Dios, exenta de todo compromiso terrenal, demostrando que la verdad la ha hecho realmente libre. Entonces sus miembros serán verdaderamente elegidos de Dios para ser sus representantes.

Ha llegado la hora de hacer una reforma completa. Cuando ella principie, el espíritu de oración animará a cada creyente, y el espíritu de discordia y de revolución será desterrado de la iglesia. Aquellos que no hayan vivido en comunión con Cristo se acercarán unos a otros. Un miembro que trabaje en una buena dirección invitará a otros miembros a unirse a él para pedir la revelación del Espíritu Santo. No habrá confusión, porque todos estarán en armonía con el pensamiento del Espíritu. Las barreras que separan a los creyentes serán derribadas, y todos los siervos de Dios dirán las mismas cosas. El Señor trabajará con sus siervos. Todos pronunciarán de una manera inteligente la oración que Cristo les ha enseñado: “Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” Mateo 6:10.

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