Una experiencia superficial no es suficiente
Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin culpa en medio de la nación maligna y perversa, entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo. Filipenses 2:15.
Siempre hay peligro en conformarse con una obra superficial. Siempre hay peligro de que las almas no se anclen en Dios, sino que se conformen con vagar de un lado a otro, sujetas a las tentaciones de Satanás. ... La obra del Espíritu de Dios en el corazón hará surgir una verdadera penitencia, la cual no terminará con la confesión, sino que obrará una reforma decidida en la vida diaria. Se manifestará un fervor, una perseverancia y una determinación que pueden representarse con propiedad por la agonía. Muchos cristianos profesos necesitan mucho justamente esta experiencia. ...
Ninguna cosa fuera de una profunda experiencia personal nos capacitará para soportar la prueba de las dificultades y tentaciones que encontraremos en la lucha cristiana. Demasiado a menudo nos sentimos bien cuando todas las cosas van suavemente, pero cuando las dudas asaltan el alma, y Satanás insinúa sus sugerencias, desaparece nuestra defensa, y cedemos rápidamente a las artes del tentador, haciendo escasamente un esfuerzo para resistir y rechazarlo. No basta tener buenos impulsos. El alma debe atrincherarse por la oración y el estudio de las Escrituras. Jesús, armado con estas armas, hizo frente al astuto enemigo en el campo de batalla, y lo venció. Todos podemos vencer mediante su fortaleza; pero esa fortaleza no responderá por nosotros si suponemos que podemos prescindir de su ayuda. El dice: “Sin mí nada podéis hacer”. Juan 15:5. Pero ninguna alma verdaderamente humilde que anda a la luz como Cristo está en luz, será entrampada por los engañadores artificios de Satanás.—The Signs of the Times, 26 de octubre de 1904, pp. 2.
Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin culpa en medio de la nación maligna y perversa, entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo. Filipenses 2:15.
Siempre hay peligro en conformarse con una obra superficial. Siempre hay peligro de que las almas no se anclen en Dios, sino que se conformen con vagar de un lado a otro, sujetas a las tentaciones de Satanás. ... La obra del Espíritu de Dios en el corazón hará surgir una verdadera penitencia, la cual no terminará con la confesión, sino que obrará una reforma decidida en la vida diaria. Se manifestará un fervor, una perseverancia y una determinación que pueden representarse con propiedad por la agonía. Muchos cristianos profesos necesitan mucho justamente esta experiencia. ...
El hecho de que abunde la iniquidad, de que estemos rodeados por infieles y escépticos, o por cristianos profesos que viven nominalmente pero que están muertos, no es razón para que alguno de nosotros sea barrido por la corriente hacia la perdición. Debido a que hay un olvido casi universal de Dios, hay una gran necesidad de que permanezcamos firmes y leales. ... Debemos obtener los rayos divinos procedentes del Sol de Justicia, y reflejarlos al mundo. En medio de una generación deformada y perversa, debemos manifestar las alabanzas de Aquel que nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.
Ninguna cosa fuera de una profunda experiencia personal nos capacitará para soportar la prueba de las dificultades y tentaciones que encontraremos en la lucha cristiana. Demasiado a menudo nos sentimos bien cuando todas las cosas van suavemente, pero cuando las dudas asaltan el alma, y Satanás insinúa sus sugerencias, desaparece nuestra defensa, y cedemos rápidamente a las artes del tentador, haciendo escasamente un esfuerzo para resistir y rechazarlo. No basta tener buenos impulsos. El alma debe atrincherarse por la oración y el estudio de las Escrituras. Jesús, armado con estas armas, hizo frente al astuto enemigo en el campo de batalla, y lo venció. Todos podemos vencer mediante su fortaleza; pero esa fortaleza no responderá por nosotros si suponemos que podemos prescindir de su ayuda. El dice: “Sin mí nada podéis hacer”. Juan 15:5. Pero ninguna alma verdaderamente humilde que anda a la luz como Cristo está en luz, será entrampada por los engañadores artificios de Satanás.—The Signs of the Times, 26 de octubre de 1904, pp. 2.