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Gabriel A. / on 31 agosto, 2014 at 10:37
El obispo de Santander, monseñor Vicente Jiménez Zamora, ha pedido en
una Carta pastoral que se preserve el domingo para que “sea un día de
descanso” y no se convierta en “un día laborable” por las presiones
comerciales.
Mons. Jiménez indica que santificar el domingo y
los días de fiesta, “nos exige un esfuerzo común”. A pesar de las
“presiones económicas, políticas y de la liberación de horarios
comerciales”, los poderes públicos “deben asegurar a los ciudadanos” un
tiempo destinado al descanso, porque el hombre no está hecho “sólo para
trabajar, sino también para descansar”, remacha.
En esta línea
apunta que este día propicia “un verdadero servicio para el bienestar de
la sociedad”, porque es un “signo de resistencia” a que el hombre “sea
totalmente acaparado” por el mundo del trabajo.
Por eso Mons.
Jiménez recuerda que los cristianos, en los países de tradición
cristiana como España, “reclamamos la protección estatal y de las
instituciones públicas del domingo”. Todos debemos colaborar en el
“respiro” de la Creación, apostilla.
En su escrito también
menciona que el domingo es “una de las primeras y más antiguas”
instituciones cristianas porque “su origen está en la resurrección del
Señor” en el primer día de la semana judía.
Mentalidad economicista
Mons. Jiménez considera que una mentalidad que “reduce al hombre a pura
“economía” se puede preguntar: “¿Cuánto nos cuesta el domingo?”
Esta
pregunta -agrega- es ya, en sí misma, “un ataque decisivo” a esta
jornada de descanso, pues el domingo es precisamente, domingo, porque
“no cuesta nada y no aporta nada en sentido económico”. Tiene el “valor
de la gratuidad”, que es “fundamental” en la vida; ya que “lo que más
vale siempre es gratuito”, precisa.
El obispo de Santander
considera que actualmente, en los mismos países en los que las leyes
establecen el carácter festivo del domingo, la evolución de las
condiciones sociales y económicas “ha terminado por modificar
profundamente” los comportamientos colectivos y la misma fisonomía del
domingo.
Santificar el Domingo
En su Carta pastoral, el obispo recuerda el origen y el sentido que
tiene la tradición de santificar el domingo, sobre todo, con “la
participación en la Eucaristía” y con un descanso “lleno de alegría
cristiana, de fraternidad y de vida de familia”. El tiempo ofrecido a
Dios -precisa- “nunca es un tiempo perdido”, sino más bien “ganado para
la humanización profunda de nuestras relaciones humanas y de nuestra
vida”.
Mons. Jiménez lamenta que cuando el domingo “pierde su
significado originario” y se reduce a un “puro “fin de semana”, sucede
que el hombre queda “encerrado” en un horizonte “tan estrecho” que no le
permite ya ver el “cielo”. Entonces, “aunque vestido de fiesta,
interiormente es incapaz de “hacer fiesta”.
Finalmente, en su Escrito pastoral titulado
“La santificación del Domingo”,
recuerda que el precepto dominical de la participación en la Eucaristía
y del descanso que nos pide la Iglesia, “favorece el cultivo de los
fines religiosos, espirituales y humanos del domingo”.
Lea la carta completa aquí.
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