"He aquí,
yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y
terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón
de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con
maldición"." (Mal. 4: 5, 6).
Los que deben preparar el camino para la
segunda venida de Cristo están representados por el fiel Elías, así como Juan
vino en el espíritu de Elías a fin de preparar el camino para la primera venida
de Cristo. (Nota: T3, 62.*)
La obra de Juan el Bautista, y la de
aquellos que en los últimos días saldrán con el espíritu y el poder de Elías
para despertar a la gente de su apatía, en muchos sentidos es la misma. Su obra
es la clase de obra que debe hacerse en este tiempo. Cristo vendrá por segunda
vez a juzgar al mundo con justicia. (Nota: SW, 21-3-1905.*)
Juan se
apartó de sus amigos y de los lujos de esta vida. La sencillez de su vestimenta:
Una túnica tejida con pelos de camello, era una permanente reprensión a la
extravagancia y la ostentación de los sacerdotes judíos y del pueblo en general.
Su alimentación, totalmente vegetariana, compuesta por algarrobas y miel
silvestre, era una reprensión a la complacencia del apetito y la gula que
prevalecían en todas partes. . . Se debe agitar el gran tema de la reforma y
despertar la conciencia pública. Debe relacionarse con el mensaje la temperancia
en todas las cosas, para apartar al pueblo de Dios de su idolatría, su gula y su
extravagancia en el vestir y en otras cosas.
La abnegación, la humildad
y la temperancia requeridas de los justos, a quienes Dios conduce y bendice
especialmente, deben presentarse a la gente en contraste con la extravagancia y
los hábitos destructores de la salud de los que viven en esta época degenerada.
Dios ha mostrado que la reforma sanitaria está tan íntimamente relacionada con
el mensaje del tercer ángel como la mano con el cuerpo. (Nota: T3, 62.*)
Tal como Juan el Bautista al preparar a la gente para la primera venida
de Cristo llamaba su atención a los Diez Mandamientos, nosotros debemos dar este
mensaje no con un sonido incierto: "Temed a. Dios, y dadle gloria, porque la
hora de su
juicio ha
llegado"Temed a.
Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado" (Apoc. 14: 7). Con el
fervor que caracterizaban a Elías el profeta y a Juan el Bautista, debemos
luchar para preparar el camino de la segunda venida de Cristo.21 (Nota: BC4,
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