En
el zarandeo, algunos fueron dejados al lado del camino. Los descuidados
e indiferentes que no se unieron con quienes apreciaban la victoria y
la salvación lo bastante para perseverar en anhelarlas orando
angustiosamente por ellas, no las obtuvieron, y quedaron rezagados en
las tinieblas, y sus sitios fueron ocupados en seguida por otros, que se
unían a las filas de quienes habían aceptado la verdad.—Primeros Escritos, 271 (1858).
Las
filas raleadas serán llenadas por aquellos a quienes Cristo representó
como viniendo a la undécima hora. Hay muchos con quienes el Espíritu de
Dios está contendiendo. El tiempo de los juicios destructores de Dios es
el tiempo de la misericordia para aquellos que [hasta el momento] no
han tenido oportunidad de aprender qué es la verdad. El Señor los mira
con ternura. Su corazón misericordioso se conmueve, su mano todavía se
extiende para salvar, mientras la puerta se cierra para aquellos que no
quisieron entrar. Será admitido un gran número de los que en los últimos días oirán la verdad por primera vez.—Carta 103, 1903.
Estandarte
tras estandarte quedaba arrastrando en el polvo, mientras que una
compañía tras otra del ejército del Señor se unía al enemigo, y tribu
tras tribu de las filas del enemigo se unía con el pueblo de Dios
observador de los mandamientos.—Joyas de los Testimonios 3:224 (1904).