Hermanos y hermanas, buscad al Señor mientras puede ser hallado. El tiempo llega cuando los que habrán despilfarrado su tiempo y sus oportunidades se lamentarán de no haber buscado a Dios. El os dió la facultad del raciocinio, y desea que la uséis para vosotros mismos y para su obra. Quiere que trabajéis con celo para él en las iglesias. Quiere que organicéis reuniones para la gente de afuera, de manera que ella aprenda a conocer las verdades de este último mensaje de amonestación. Habrá lugares donde seréis recibidos con gozo, donde las almas os agradecerán el haber ido en su ayuda. Quiera Dios ayudaros a entregaros a esta obra como jamás lo habéis hecho.
Empecemos a trabajar con aquellos que todavía no tienen la luz. “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra—dice el Señor, y agrega:—He aquí, yo estoy con vosotros todos los días.” Mateo 28:18, 20. Lo que necesitamos es una fe viva que nos haga proclamar sobre el abierto sepulcro de José de Arimatea que tenemos un Salvador vivo, que irá delante de nosotros y obrará con nosotros. Dios hará la obra si le damos los instrumentos. Debe manifestarse entre nosotros mucha más oración y mucho menos espíritu de duda. Debemos colocar el ideal muy alto, siempre más alto ante el mundo. Debemos recordar que Cristo está siempre a nuestra derecha cuando anunciamos la libertad a los cautivos y damos el pan de vida a las almas hambrientas. Cuando recordemos constantemente la urgencia e importancia de nuestra obra, la salvación de Dios se revelará en forma notable.