sábado, 20 de octubre de 2012

Cada día con Dios.Elena G. de White

PREPARÉMONOS PARA ACTUAR EN EL CIELO


"Aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia." 1 Tim. 5: 4.

Es la costumbre de muchos miembros de la familia, tanto padres como hijos, asumir una actitud más agradable cuando están en compañía de otras personas que cuando se encuentran en su propio hogar. Este no es el plan trazado por Dios para padres e hijos. Conserven algunas de sus sonrisas, cumplidos y actos de cortesía para el círculo del hogar. Deben tratar de ser tiernos, considerados y amables para manifestar cortesía cristiana en la casa. Hay que cultivar el espíritu lleno de gracia de la religión del hogar. . .

Cristo jamás pronunció una palabra dura y poco amable. Cuando sus compañeros lo tentaban, desanimaba al enemigo con un Salmo o alguna palabra de las Escrituras. No tengan vergüenza de aprender de Cristo. El los invita con estas palabras: "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga" (Mat. 11: 29, 30). Cuando tengan que enfrentar la provocación y se sientan tentados a airarse, tomen en cuenta que al manifestar ese espíritu no están llevando el yugo de Cristo, que implica obediencia, dominio propio y servicio.

Padres e hijos: Recordad que los verdaderos seguidores de Cristo harán de su hogar, tanto como resulte posible, una representación del hogar celestial, porque al hacerlo serán colaboradores de Cristo en la aplicación de las leyes de su reino. Lean la oración que Cristo enseñó a sus discípulos. Vivan esa plegaria. Es todo un sermón para los que quieran ponerlo en práctica. Tenemos algo que pedirle a Jesús. Tenemos grandes necesidades que sólo él puede suplir. La oración que Jesús enseñó a sus discípulos las abarca todas. Necesitamos perdón; pero sólo lo recibiremos si estamos dispuestos a perdonar a los demás.

Cristo nos invita a que tengamos confianza en él. Por nosotros mismos nada podemos hacer. No podemos ser amables, veraces, corteses y abnegados sin el auxilio del Espíritu Santo. . . Estudiemos la vida de Cristo y practiquemos en el hogar lo que sabemos nos será necesario en la vida celestial, cuando gocemos del compañerismo de la familia celestial. En el círculo del hogar aquí podemos practicar los modales que vamos a poner en práctica en el seno de la familia celestial ( Manuscrito 125 , del 6 de octubre de 1898, "La educación en el hogar").

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