domingo, 17 de marzo de 2013

Nuestra Elevada Vocación.Elena G. de White

La causa de todos nuestros males


Antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice Hoy; porque ninguno de vosotros se endurezca con engaño de pecado.
Hebreos 3:13.


Notemos las palabras “engaño de pecado”. Satanás siempre presenta sus tentaciones disfrazadas de bondad. Tened cuidado de no acceder a ellas. Una violación de la recta verdad prepara el camino para la segunda violación, y los males se repiten hasta que el corazón de incredulidad se endurece, y la conciencia pierde su sensibilidad.—Manuscrito 9, 1903, pp. 10.

Que nadie se engañe a sí mismo con la idea de que los pecados de la juventud podrán ser fácilmente abandonados cuando lo deseen. Esto no es así. Cada pecado acariciado debilita el carácter y fortalece el hábito; y como resultado se produce la depravación física, mental y moral. Podéis arrepentiros de los daños que habéis hecho, y poner vuestros pies en el camino correcto, pero el molde de vuestra mente, y vuestra familiaridad con el mal, hará difícil que distingáis entre el bien y el mal. Satanás os asaltará una vez y otra a través de los malos hábitos que habéis formado.—Manuscrito 127, 1899, pp. 19.


Muchos ... consideran el pecado como una cosa sin importancia. ... Muchos buscan consejo en sus propios deseos y siguen sus inclinaciones, y finalmente sacan la conclusión de que el pecado no es tan ofensivo, no es tan terrible a la vista de Dios. El pecado que puede aparecer pequeño, que puede ser denominado pequeño por la conciencia anublada, es tan ofensivo a la vista de Dios, que ninguna cosa sino la sangre del propio Hijo de Dios pudo borrarlo. Este hecho hace estimar correctamente al pecado. Dios nunca disminuirá su gloria para que se acomode a nuestras ideas y puntos de vista. Somos ciertamente nosotros los que hemos de ascender y acomodarnos a ella. Lo horrible del carácter del pecado está justamente en proporción con lo excelente de Dios. ...


Dios procura nuestra verdadera felicidad. Si hay alguna cosa que se interpone en el camino hacia ésta, Dios quiere que sea quitada. El frustrará nuestros propósitos y chasqueará nuestras expectativas, y a través del chasco y de las dificultades, hará que nos conozcamos tal como somos. ... El pecado es la causa de todos nuestros males. Si querernos tener verdadera paz y felicidad debemos suprimir el pecado.—Carta 29, 1879.

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