martes, 5 de marzo de 2013

Nuestra Elevada Vocación.Elena G. de White

El precioso tesoro de la fe


Gracia y paz os sea multiplicada en el conocimiento de Dios, y de nuestro Señor Jesús. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos sean dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud.
2 Pedro 1:2, 3.


“Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado fe igualmente preciosa con nosotros en la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo: ... Por las cuales nos son dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fueseis hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que está en el mundo por concupiscencia”. 2 Pedro 1:1-4.


“Fe igualmente preciosa” ... esta es una fe genuina. No es una fe infructífera. La fe verdadera y salvadora es un tesoro precioso, de inestimable valor. No es superficial. Los justos viven, por la fe, una vida cristiana verdaderamente espiritual. Es mediante la fe como se recorren uno a uno los peldaños de la escalera del progreso. La fe debe ser cultivada. Une la naturaleza humana con la divina.


La vida de obediencia a todos los mandamientos de Dios es una vida de progreso, una vida de constante avance. Cuando los elegidos, que son preciosos, han aumentado su comprensión de la obra mediadora de Jesucristo, ven las ricas promesas que se obtienen a través de la justicia de Cristo, y se apoderan de ellas. Cuanto más reciben de la gracia divina, tanto más trabajan en el plan que los lleva a aumentarla.


“Gracia y paz” serán multiplicadas “en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús”. Aquí está la fuente de todo poder espiritual, y la fe debe ser ejercida constantemente, porque toda vida espiritual procede de Cristo. El conocimiento de Dios inspira fe en él, como el único canal que ha de traer las bendiciones del cielo al alma, elevando, ennobleciendo y refinando esa alma, cuando—mediante el conocimiento de Dios—sea llevada hacia las elevadas adquisiciones de gloria y virtud. “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos serán dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud”.—Manuscrito 13, 1884.

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