lunes, 17 de enero de 2022

No intercesor, pero constante comunión con Cristo


Cristo ha hecho propiciación por su pueblo y borrado sus pecados. El número de sus súbditos está completo [...].

Cuando él abandone el santuario, las tinieblas envolverán a las habitantes de la tierra. Durante ese tiempo terrible, los justos deben vivir sin intercesor, a la vista del santo Dios.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 671-672 (1911). ¿Olvidará el Señor a su pueblo en esa hora de prueba? [...]. Aunque los enemigos los arrojen a la cárcel, las paredes de los calabozos no pueden interceptar la comunicación entre sus almas y Cristo. Aquel que conoce todas sus debilidades, que ve todas sus pruebas, está por encima de todos los poderes de la tierra; y acudirán ángeles a sus celdas solitarias, trayéndoles luz y paz del cielo. La prisión se volverá palacio, pues allí moran los que tienen mucha fe, y los lóbregos muros serán alumbrados con luz celestial como cuando Pablo y Silas oraron y alabaron a Dios a medianoche en el calabozo de Filipos.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 684-685 (1911). Si los hombres tuviesen la visión del cielo, verían compañías de ángeles poderosos en fuerza estacionados en torno de los que han guardado la palabra de la paciencia de Cristo. Con ternura y simpatía, los ángeles han presenciado la angustia de ellos y han escuchado sus oraciones. Aguardan la orden de su jefe para arrancarlos de su peligro [...]. El precioso Salvador nos enviará ayuda en el momento mismo en que la necesitemos.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 688-689, 691 (1911). Es imposible dar una idea de lo que experimentará el pueblo de Dios que viva en la tierra cuando se combinen la manifestación de la gloria de Dios y la repetición de las persecuciones pasadas. Andará en la luz que emana del trono de Dios. Por medio de los ángeles, las comunicaciones entre el cielo y la tierra serán mantenidas constantes [...]. A través del tiempo de angustia que se avecina—un tiempo de angustia como no lo hubo desde que exista nación—, el pueblo de Dios permanecerá inconmovible. Satanás y su ejército no podrán destruirlo, porque ángeles poderosos lo protegerán.—Joyas de los Testimonios 3:284-286 (1909).

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