En una vida dividida y tibia, hallaréis dudas y tinieblas. No podéis gozar los consuelos de la religión, ni la paz que el mundo da. No os sentéis en el sillón de Satanás para no hacer nada, mas levantaos y esforzaos para alcanzar la elevada norma que es vuestro privilegio alcanzar. Es un bienaventurado privilegio renunciar a todo para Cristo. No miremos la vida de los demás ni la imitemos con el propósito de no elevarnos más alto que ellos. Tenemos tan sólo un Modelo infalible. Lo único seguro es seguir a Cristo. Resolved que si los demás obran con pereza espiritual, los abandonaréis y progresaréis hacia la elevación del carácter cristiano. Formad un carácter para el cielo. No durmáis en vuestro puesto. Obrad con fidelidad y veracidad para con vuestra propia alma.
Estáis cediendo a un mal que amenaza destruir vuestra espiritualidad. Eclipsará toda la belleza y el interés de las páginas sagradas. Me refiero al amor por los libros de cuentos y otras lecturas que no ejercen buena influencia en la mente dedicada al servicio de Dios. Produce una excitación falsa y malsana, afiebra la imaginación, destruye la utilidad de la mente, y la descalifica para cualquier ejercicio espiritual. Aparta el alma de la oración y del amor por las cosas espirituales. La lectura que arroja luz sobre el volumen sagrado y despierta vuestros deseos y diligencia por estudiarla, no es peligrosa, sino benéfica. Me fuisteis presentados con los ojos apartados del Libro sagrado y atentamente fijos en libros excitantes, que son mortales para la religión. Cuanto más a menudo y con mayor diligencia leáis las Escrituras, más hermosas os parecerán y menos gusto tendréis por las lecturas livianas. El estudio diario de las Escrituras ejercerá sobre la mente una influencia santificadora. Respiraréis una atmósfera celestial. Ligad este precioso Volumen a vuestro corazón. Demostrará ser para vosotros un amigo y un guía en la perplejidad.
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