Inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con
gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para
los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser
salvos. 2 Tesalonicenses 2:9, 10.
El gran conflicto entre el bien y el mal aumentará en
intensidad hasta la consumación de los tiempos. En todas las edades la ira de
Satanás se ha manifestado contra la iglesia de Cristo; y Dios ha derramado su
gracia y su Espíritu sobre su pueblo para robustecerlo contra el poder del
maligno. Cuando los apóstoles estaban por llevar el evangelio por el mundo
entero y consignarlo por escrito para provecho de todos los siglos venideros,
fueron dotados especialmente con la luz del Espíritu.
Pero a medida que la iglesia se vaya acercando a su
liberación final, Satanás obrará con mayor poder. Descenderá “con gran ira,
sabiendo que tiene poco tiempo”. Apocalipsis 12:12... Por espacio de seis mil
años esa inteligencia maestra, después de haber sido la más alta entre los
ángeles de Dios, no ha servido más que para el engaño y la ruina. Y en el
conflicto final se emplearán contra el pueblo de Dios todos los recursos de la
habilidad y sutileza satánicas, y toda la crueldad desarrollada en esas luchas
seculares.
Durante este tiempo de peligro los discípulos de Cristo
tienen que dar al mundo la amonestación del segundo advenimiento del Señor; y un
pueblo ha de ser preparado “sin mancha e irreprensibles”. 2 Pedro 3:14. Entonces
el derramamiento especial de la gracia y el poder divinos no será menos
necesario a la iglesia que en los días apostólicos...
Los esfuerzos de Satanás por desfigurar el carácter de
Dios, para dar a los hombres y a las mujeres un concepto falso del Creador y
hacer que lo consideren con temor y odio más bien que con amor; sus esfuerzos
para suprimir la ley de Dios, y hacer creer al pueblo que no está sujeto a las
exigencias de ella; sus persecuciones dirigidas contra los que se atreven a
resistir los engaños, han seguido con rigor implacable. Se pueden ver en la
historia de los patriarcas, de los profetas y apóstoles, de los mártires y
reformadores.—el Conflicto de los Siglos, 12, 13.