sábado, 28 de junio de 2014

Al planificar, considerar el futuro interminable


Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.
1 Timoteo 4:8.

Las cuentas de cada negocio, los detalles de cada transacción, son sometidos al escrutinio de inspectores invisibles, agentes de Aquel que nunca transige con la injusticia, nunca tolera el mal, nunca disculpa el agravio...

La ley de Dios condena a todos aquellos que obran maldad. Éstos pueden desatender su voz, tratar de acallar su advertencia, pero es en vano. Los sigue a todas partes. Se hace oír. Perturba su paz. Si no le presta atención, lo persigue hasta el sepulcro. Da testimonio contra él en el juicio. Como fuego inextinguible, consume al fin el alma y el cuerpo.

“Porque, ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” Marcos 8:36, 37.

Este asunto requiere la consideración de todo padre, maestro y alumno, de todo ser humano, joven o viejo. No puede ser perfecto o completo ningún proyecto de negocios o plan de vida que abarque únicamente los breves años de la vida actual y no haga provisión para el futuro eterno. Enséñese a los jóvenes a considerar la eternidad al hacer sus cálculos. Enséñeseles a escoger los principios y buscar las cosas durables, a acumular para sí aquel “tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye”. Lucas 12:33...

Todos los que hacen esto se están preparando de la mejor manera posible para la vida en este mundo. Nadie puede acumular tesoros en el cielo sin descubrir que de esa manera se enriquece y ennoblece su vida en la tierra.

“La piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera”. 1 Timoteo 4:8.—La Educación, 144, 145.

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