Francisco comentó la lectura del día de Pedro, que definió como un “pequeño tratado sobre la santidad”, que es “caminar en la presencia de Dios de modo irreprochable”.https://www.aciprensa.com/noticias/papa-francisco-explica-en-que-consiste-la-santidad-y-propone-4-elementos-25863/
COLECCIÓN:
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Espíritu de
Profecía
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LIBRO:
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LA MARAVILLOSA
GRACIA
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CAPÍTULO:
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PARA
SANTIFICARNOS
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BÚSQUEDA:
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santidad
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Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios. (Lev. 19: 2).
La santidad no es arrobamiento: es una entrega completa de la voluntad a Dios; es vivir de toda palabra que sale de la boca de Dios; es hacer la voluntad de nuestro Padre celestial; es confiar en Dios en las pruebas y en la oscuridad tanto como en la luz; es caminar por fe y no por vista; confiar en Dios sin vacilación y descansar en su amor.-Hap 42.
Nuestro corazón es malo y no lo podemos cambiar. . . La educación, la cultura, el ejercicio de la voluntad, el esfuerzo humano, todos tienen su propia esfera, pero para esto no tienen ningún poder. Pueden producir una corrección externa de la conducta, pero no pueden cambiar el corazón; no pueden purificar las fuentes de la vida. Debe haber un poder que obre en el interior, una vida nueva de lo alto, antes de que el hombre pueda convertirse del pecado a la santidad.-CC 16, 17.
Nadie recibe la santidad como derecho de primogenitura como obsequio de parte de algún otro ser humano. La santidad es el don de Dios por medio de Cristo. Los que reciben al Salvador llegan a ser hijos de Dios. Son sus hijos espirituales, nacidos de nuevo, renovados en justicia y verdadera santidad. Sus mentes son cambiadas. Con visión más clara contemplan las realidades eternas. Son adoptados en la familia de Dios, y llegan a adquirir su semejanza, transformados por su Espíritu de gloria en gloria. Después de albergar sin amor supremo por sí mismos, llegan a albergar un amor supremo por Dios y por Cristo. . . Aceptar a Cristo como Salvador personal y seguir su ejemplo de abnegación, he aquí el secreto de la santidad.-SDABC6 1117.
Olvidando las cosas que están atrás avancemos por el camino que lleva al cielo. No descuidemos ninguna oportunidad que, aprovechada, nos haga más útiles en el servicio de Dios. Entonces correrá por nuestra vida la santidad, como hilos de oro, y los ángeles al contemplar nuestra consagración, repetirán la promesa: "Haré más precioso que el oro fino al varón, y mas que el oro de Ofir al hombre" (Isa. 13: 12).-MJ 106.
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