Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad. Hechos 1:7.
Los tiempos y las sazones son del dominio exclusivo de Dios. ¿Y por qué no nos ha dado Dios este conocimiento? Porque no haríamos un uso correcto de él si nos lo diera. De este conocimiento resultaría un estado de cosas tal entre nuestros hermanos que retardaría grandemente la obra de Dios de preparar un pueblo que permanezca en pie en el gran día que ha de venir... Jesús dijo a sus discípulos que velaran, pero no respecto a un tiempo definido. Sus seguidores han de estar en la posición de aquellos que escuchan las órdenes de su Capitán; han de vigilar, esperar, orar y trabajar, mientras se acerca el tiempo para la venida del Señor; pero nadie podrá predecir justamente cuándo vendrá ese tiempo; pues “del día y la hora nadie sabe”. Mateo 24:36. No podéis decir que él vendrá de aquí a un año, o dos, o cinco años, ni tampoco debéis postergar su venida declarando que no ocurrirá antes de diez o de veinte años... No hemos de saber el tiempo definido, ni del derramamiento del Espíritu Santo ni de la venida de Cristo.—EE, 164, 165.
Me fueron señalados algunos que están en gran error al creer que tienen el deber de ir a la vieja Jerusalén, y piensan que tienen una obra que hacer allí antes que venga el Señor.* Una opinión tal tiende a apartar la mente y el interés de la obra que actualmente hace el Señor bajo el mensaje del tercer ángel; porque los que piensan que todavía tienen que ir a Jerusalén fijarán sus pensamientos en esto, y privarán de sus recursos a la causa de la verdad presente para transportarse a sí mismos y llevar a otros allí. Vi que una misión tal no produciría ningún beneficio real, que se necesitaría mucho tiempo para conseguir que unos pocos judíos crean en el segundo advenimiento... También vi que la vieja Jerusalén nunca será edificada; y que Satanás estaba haciendo cuanto podía para extraviar en estas cosas a los hijos del Señor ahora, en el tiempo de reunir a los escogidos, a fin de... inducirlos a descuidar la preparación necesaria para el día del Señor.—Primeros Escritos, 75, 76.
Maranatha, p.140
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