martes, 4 de abril de 2023

Se necesita una experiencia más profunda


Dijo el ángel: “Si los tales fueran introducidos en la ciudad de Dios, y se les dijera que toda su rica belleza y gloria serán su disfrute eterno, no se darían cuenta de cuán elevado precio se pagó por esta herencia que se les destina. Nunca comprenderán las inconmensurables profundidades del amor del Salvador. No han bebido de su copa ni han sido bautizados de su bautismo. El cielo se mancillaría si los tales moraran allí. Únicamente aquellos que han participado de los sufrimientos del Hijo de Dios, y han subido de la gran tribulación y lavado sus vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero, pueden disfrutar de la gloria indescriptible y la belleza insuperable del cielo.”

La falta de esta preparación necesaria excluirá a la mayor parte de los jóvenes que profesan el cristianismo; porque éstos no trabajan con bastante fervor y celo para obtener el reposo que queda para el pueblo de Dios. No quieren confesar sinceramente sus pecados, para que les sean perdonados y borrados. Estos pecados se revelarán dentro de poco en toda su enormidad. El ojo de Dios no dormita. Conoce todo pecado oculto ante el ojo mortal. Los culpables saben exactamente qué pecados han de confesar para que sus almas queden limpias delante de Dios. Jesús les está dando ahora oportunidad de confesarlos, y arrepentirse con profunda humildad y purificar su vida obedeciendo a la verdad y viviendo de acuerdo con ella. Ahora es el momento de corregir los males y de confesar los pecados, o aparecerán delante del pecador en el día de la ira de Dios.

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