domingo, 21 de mayo de 2023

Agentes de Satanás

Era penoso ver a quienes hubieran podido madurar gloriosamente y prepararse día tras día para la inmortalidad, emplear todas sus fuerzas en retener sus tesoros terrenales. Vi que no eran capaces de estimar el tesoro celestial. Su intenso afecto a lo terreno, les impelía a demostrar en sus actos que no estimaban lo bastante la herencia celestial como para sacrificarse por ella. El “joven” manifestaba disposición a guardar los mandamientos, y sin embargo, nuestro Señor le dijo que una cosa le faltaba. Deseaba la vida eterna, pero amaba más sus bienes. Muchos se engañan a sí mismos. No han buscado la verdad como a tesoro escondido. No sacan el mejor partido posible de sus facultades. Su mente, que podría ser iluminada por la luz celestial, está perturbada y perpleja. “Los cuidados de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias que hay en las otras cosas, entrando ahogan la palabra, y se hace infructuosa.” Marcos 4:19. “Los tales—dijo el ángel,—están sin excusa.” Vi que la luz se apartaba de ellos. No deseaban comprender las solemnes e importantes verdades para este tiempo, y pensaban que estaban bien sin comprenderlas. Su luz se apagó y quedaron andando a tientas en las tinieblas.

La multitud de contrahechos y enfermizos que porfiaban por la corona terrenal eran aquellos que tienen sus intereses y tesoros en este mundo. Aunque por todas partes los hiera el desengaño, no pondrán sus afectos en el cielo para asegurarse allí una morada y un tesoro. Por más que fracasan en lo terrenal, prosiguen apegados a ello y pierden lo celestial. No obstante los desengaños y la desdichada vida y muerte de quienes pusieron todo su empeño en el logro de riquezas materiales, otros siguen el mismo camino. Se precipitan locamente, sin reparar en el miserable fin de aquellos cuyo ejemplo siguen. Aquellos que alcanzaban la corona y lograban una participación en ella y eran aplaudidos, son los que obtienen el único anhelo de su vida; las riquezas materiales. Reciben la honra que el mundo tributa a los ricos. Tienen influencia en el mundo. Satanás y sus malignos ángeles quedan satisfechos, porque saben que los tales son seguramente suyos, y que, mientras vivan en rebelión contra Dios, son poderosos agentes de Satanás. Los que acaban por disgustarse con quienes se afanan por la corona terrenal, son los que han reparado en la vida y muerte de quienes luchan por las riquezas terrenas, pues ven que éstos nunca están satisfechos sino que son desgraciados. Por esto se ponen en guardia y, apartándose de los egoístas, buscan las riquezas verdaderas y perdurables. Se me mostró que quienes, asistidos por los santos ángeles, se abren paso a través de la multitud hacia la corona celeste, son los fieles hijos de Dios. Los ángeles los guían y les infunden celo para avanzar en busca del tesoro celestial. Las pelotillas negras que se arrojaban contra los santos eran las maledicencias y falsedades difundidas contra el pueblo de Dios por quienes mienten y gustan de la mentira. Hemos de tener mucho cuidado de observar irreprensible conducta y abstenernos de toda apariencia de mal, a fin de marchar airosamente hacia adelante sin hacer caso de los falsos vituperios de los malvados. Cuando la vista de los justos se fija en los inestimables tesoros del cielo, se acrecienta más y más su semejanza con Cristo, con lo que quedarán así transformados y dispuestos para la traslación al cielo.

 

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