Por el Heraldo Remanente
“Aquellos que aman a Dios deben sentirse profundamente interesados en los niños y jóvenes. A ellos Dios puede revelarles su verdad y salvación. Jesús llama a los pequeños que creen en él los corderos de su rebaño. Tiene un amor e interés especial por los niños. Jesús ha dicho: 'Dejen a los niños pequeños, y no les impidan venir a mí [que nadie ponga ningún obstáculo en el camino de los niños que vienen a mí]; porque de los tales es el reino de los cielos.' Jesús ha pasado por las pruebas y los dolores a los que está sujeta la infancia. Él conoce las penas de los jóvenes. Por su Espíritu Santo, está atrayendo hacia sí los corazones de los niños, mientras que Satanás está obrando para mantenerlos alejados de él. La ofrenda más preciosa que los niños pueden dar a Jesús, es la frescura de su infancia. Cuando los niños buscan al Señor de todo corazón, él será hallado de ellos. Es en estos primeros años cuando los afectos son más ardientes, el corazón más susceptible de mejora. Todo lo que se ve y se escucha deja huella en la mente juvenil. Los semblantes mirados, las palabras pronunciadas, las acciones realizadas, no son los libros menores que leen los jóvenes; porque tienen una influencia decisiva sobre la mente, el corazón y el carácter. Entonces, ¡cuán importante es que los niños vengan a Jesús en sus primeros años, y se conviertan en corderos de su rebaño! Cuán importante es que los miembros mayores de la iglesia, por precepto y ejemplo, los lleven a Jesús, quien quita el pecado del mundo, y quien puede guardarlos por su divina gracia de la ruina que produce. Cuanto mejor se familiaricen con Jesús, más lo amarán y podrán hacer las cosas que son agradables a sus ojos.
A la luz de esta maravillosa declaración de la sierva del Señor, ¿qué podemos decir acerca de las interminables demostraciones de desafío contra los principios bíblicos de la adoración que se ven en demasiadas reuniones de jóvenes iniciadas por conferencias que están llevando a nuestros jóvenes susceptibles a la ruina eterna? ? Algunos creen que no deberíamos hablar sobre asuntos que se considerarían negativos, críticos, tal vez incluso un ejercicio inútil porque no podemos detener los cambios en el adventismo que también están teniendo lugar en el mundo. Pero se nos ha encargado, en términos que no pueden ser ignorados excepto a riesgo de que las almas se pierdan por la eternidad:
“Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, ya la casa de Jacob sus pecados”. Isaías 58:1
“Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, haz conocer a Jerusalén sus abominaciones”. Ezequiel 16:1, 2
“Creer que el mal no debe ser condenado porque esto condenaría a los que practican el mal, es actuar a favor de la falsedad… Los que se sienten tan apacibles respecto a las obras de los hombres que están arruinando la fe del pueblo de Dios son guiados por un sentimiento engañoso” (Testimonios Especiales, Serie B, Número 2, pp. 10, 11).
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