Salid de Ella, Pueblo Mío
Por el pastor Aubrey Duncan
Hay un pasaje espectacularmente asombroso en la Biblia que habla específicamente de la era actual. Se encuentra en el libro del Apocalipsis, que está esencialmente escrito en símbolos. Aunque muchos afirman erróneamente que esta porción de las Escrituras no se puede entender, Dios advierte lo contrario.
Para empezar, el escritor del libro, Juan, nos declara que está a punto de revelar quién es verdaderamente Jesús. Juan fue el discípulo más cercano a Jesucristo. Nos informa que Jesús se le apareció en su prisión de exilio en la montaña de Patmos, en el mar Egeo. El discípulo amado luego nos promete, bajo la autoridad de Jesucristo, que todo aquel que lea y entienda el contenido del libro será bendito (Apocalipsis 1:1-3).
Razonemos juntos por un momento. ¿Le daría a su hijo de tres años las llaves de su Lexus recién comprado y le diría que lo lleve a la carretera? Por supuesto que no. Eso no sólo sería irresponsable sino también francamente criminal y evidentemente estúpido. ¿Cómo entonces puede alguien concluir que nuestro Creador nos da una revelación de sí mismo y pronuncia una bendición sobre quienes la leen y la entienden, pero luego dice que es demasiado difícil para nosotros entenderla? No tiene absolutamente ningún sentido, ¿no? Dios no es ni estúpido ni irresponsable. Él es razonable.
Dios Creador quiere que entendamos el libro de Apocalipsis tal como fue escrito para la época en que vivimos. La narración recorre toda la historia y finalmente presenta el resumen de la salvación. El Apocalipsis es un retrato de la contienda y el conflicto. Revela la iglesia de Dios versus la novia del anticristo. Juan informa sobre la guerra en el cielo y anticipa la paz eterna en la tierra. Habla de los que serán salvos y de los que se perderán. Se eleva la ley de Dios y se condena la tradición del hombre. El Sello de Dios se presenta en contraste con la Marca de la Bestia. Vemos la cosecha de Dios para vida eterna triunfando sobre la cosecha de la cizaña para destrucción eterna. Escuchamos el llamado del hombre de pecado a seguirlo, en contradicción con el llamado amoroso del Dios Creador a adorarlo.
Las escenas finales del libro se desarrollan ante nuestros ojos. Tal como Juan profetizó, estamos siendo testigos de la reunión de todas las religiones. Junto con la organización de todos los poderes políticos bajo una sola entidad, el objetivo es lograr una mejor comprensión y tranquilidad en la familia humana.
Pero detrás de este plan que suena bien para lograr unidad y prosperidad para el "bien común" se esconde la siniestra agenda de hacer la guerra contra el Dios del universo en las personas de aquellos que leen, entienden y guardan las palabras de la profecía del Apocalipsis. Juan descubre la conspiración: “Y aquí está la mente que tiene sabiduría. Las siete cabezas son siete montes sobre los cuales se sienta la mujer... Y los diez cuernos que viste son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero recibiréis poder como reyes una hora con la bestia. Estos tienen un solo propósito y darán su poder y fuerza a la bestia. Estos pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados, escogidos y fieles” (Apocalipsis 17:9,12- 14).
No hay comentarios:
Publicar un comentario