sábado, 23 de marzo de 2024

La organización para servir


Nuestros ministros no han de dedicar su tiempo a trabajar por aquellos que ya han aceptado la verdad. Teniendo el amor de Cristo ardiendo en su corazón, deben salir a ganar pecadores para el Salvador. Junto a todas las aguas han de sembrar la simiente de verdad, visitando un lugar tras otro para suscitar iglesia tras iglesia. Los que se deciden por la verdad, deben ser organizados en iglesias, y luego el predicador pasará adelante a otros campos igualmente importantes.

Tan pronto como se organice una iglesia, ponga el ministro a los miembros a trabajar. Necesitarán que se les enseñe cómo trabajar con éxito. Dedique el ministro más de su tiempo a educar que a predicar. Enseñe a la gente a dar a otros el conocimiento que recibieron. Aunque se debe enseñar a los nuevos conversos a pedir consejo a aquellos que tienen más experiencia en la obra, también se les debe enseñar a no poner al ministro en el lugar de Dios. Los ministros no son sino seres humanos aquejados de flaquezas. Cristo es el único en quien debemos buscar dirección. “Y aquel Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros, ... lleno de gracia y de verdad.” “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia por gracia.” Juan 1:14, 16.

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