2017-05-13
Francisco
recorrió a pie la explanada del Santuario hasta la "Capelinha”
deteniéndose en algunos momentos para saludar a los peregrinos más
jóvenes o para recoger sus cartas.
Sin embargo
ambiente festivo se transformó en cuanto el Papa se sentó para rezar en
silencio ante la imagen de la Virgen. La explanada enmudeció para unirse
a su oración y ofrecieron esta evocadora imagen: una multitud en
recogimiento sereno, rezando en medio de la noche a la luz de miles de
pequeñas velas.
El Papa entonces dirigió unas palabras a los peregrinos y ofreció una sugestiva catequesis sobre el papel de la Virgen.
Preguntó
a la multitud quién es la María a la que dirigen sus oraciones: ¿Una
maestra de vida espiritual o una especie de santa que ofrece favores low
cost, a bajo precio?
FRANCISCO
"¿Qué María? ¿Una maestra de vida espiritual (…) o más bien una santita a la que se acude para conseguir gracias baratas?”.
Francisco
dijo que tampoco hace justicia ni a Dios ni a la Virgen, la imagen de
la María que detiene el brazo justiciero de Dios listo para castigar.
FRANCISCO
"Cometemos
una gran injusticia contra Dios y su gracia cuando afirmamos en primer
lugar que los pecados son castigados por su juicio, sin anteponer, como
enseña el Evangelio, que son perdonados por su misericordia”.
A
continuación el Papa se sentó ante la imagen de la Virgen y se recitó
la oración que por excelencia se reza en Fátima: el rosario.
Al
terminar Francisco ofreció una imagen poco habitual. No subió al
papamóvil para despedirse de los peregrinos sino que se sentó delante,
en el asiento del copiloto, y se marchó discretamente para dejar a los
peregrinos participar con recogimiento a la Misa que se iba a celebrar
en el Santuario.
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