Jóvenes y ancianos tienen que sostener un conflicto, una guerra. No tienen que dormirse ni por un momento. Un enemigo astuto está constantemente alerta para descarriarlos y vencerlos. Los que creen en la verdad presente deben ser tan vigilantes como su enemigo y manifestar sabiduría para resistir a Satanás. ¿Lo harán? ¿Perseverarán en esta guerra? Se apartarán cuidadosamente de toda iniquidad? Se niega a Cristo de muchas maneras. Podemos negarle hablando de una manera contraria a la verdad, hablando mal de otros, conversando insensatamente o bromeando, o mediante palabras ociosas. En estas cosas manifestamos poca perspicacia o prudencia. Nos debilitamos a nosotros mismos; nuestros esfuerzos son débiles para resistir a nuestro gran enemigo, y somos vencidos. “De la abundancia del corazón habla la boca.” Mateo 12:34. Y por nuestra falta de vigilancia, confesamos que Cristo no está en nosotros.
Aquellos que vacilan en cuanto a dedicarse sin reserva a Dios no siguen fielmente a Cristo. Le siguen a una distancia tan grande que la mitad del tiempo no saben realmente si están siguiendo en sus pisadas o en las del gran enemigo. ¿Por qué tardamos tanto en renunciar a nuestro interés en las cosas de este mundo, y admitir a Cristo como nuestra única suerte? ¿Por qué habríamos de desear conservar la amistad de los enemigos de nuestro Señor, seguir sus costumbres y ser guiados por sus opiniones? Debemos entregarnos completamente y sin reserva a Dios, apartarnos del amor al mundo y a las cosas terrenales, o no podremos ser discípulos de Cristo. La vida y el espíritu de Cristo son la única norma de excelencia y perfección; y la única conducta segura que podamos seguir es la que él ejemplificó. Si así lo hacemos él nos guiará con sus consejos, y más tarde nos recibirá en la gloria. Debemos contender con diligencia, y estar dispuestos a sufrir mucho a fin de andar en las pisadas de nuestro Redentor. Dios está dispuesto a trabajar por nosotros, a darnos su libre Espíritu, si luchamos, vivimos y creemos para obtenerlo; entonces podremos andar en la luz, como él está en luz. Podremos regocijarnos en su amor y beber de su rica plenitud.*****
Si la oración secreta y la lectura de las Escrituras se descuidan hoy, se podrán omitir mañana con menos remordimiento de conciencia. Habrá una larga lista de omisiones por un solo grano sembrado en el terreno del corazón. Por otro lado, cada rayo de luz apreciado dará una mies de luz. Las tentaciones resistidas una vez darán poder para resistir más firmemente la segunda vez; y cada nueva victoria obtenida sobre el yo preparará el camino para alcanzar triunfos más elevados y más nobles. Cada victoria es una semilla sembrada para la vida eterna.
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