viernes, 15 de marzo de 2024

Ayuda para los campos misioneros

El autor de nuestra salvación será el consumador de la obra. Una verdad recibida en el corazón hará lugar para otra verdad aún. Y la verdad pone siempre en actividad las facultades de quien la reciba. Cuando los miembros de nuestras iglesias amen verdaderamente la Palabra de Dios, revelarán las mejores cualidades, las más poderosas; y cuanto más nobles sean, más semejantes a niños serán en espíritu, pues creerán la Palabra de Dios contra todo egoísmo. Un raudal de luz resplandece de la Palabra de Dios y debemos despertarnos para reconocer las oportunidades descuidadas. Cuando todos sean fieles en lo que respecta a devolver a Dios lo suyo en diezmos y ofrendas, se abrirá el camino para que el mundo oiga el mensaje para este tiempo. Si el corazón de los hijos de Dios estuviese lleno de amor por Cristo; si cada miembro de la iglesia estuviese cabalmente dominado por un espíritu de abnegación; si todos manifestasen profundo fervor, no faltarían fondos para las misiones. Nuestros recursos se multiplicarían, y se nos ofrecerían mil oportunidades de ser útiles. Si el propósito de Dios de dar al mundo el mensaje de misericordia hubiese sido llevado a cabo por su pueblo, Cristo habría venido ya a la tierra, y los santos habrían recibido su bienvenida en la ciudad de Dios. Si hubo alguna vez un tiempo en que debían hacerse sacrificios, es ahora. Los que tienen dinero deben comprender que ahora es el momento de emplearlo para Dios. No se absorban recursos en multiplicar las facilidades donde la obra ya está establecida. No se añada edificio a edificio donde se han concentrado ya muchos intereses. Empléense los recursos para establecer centros en nuevos campos. Así podréis ganar almas que desempeñarán su parte en producir. Pensad en nuestras misiones en los campos extranjeros. Algunas de ellas están luchando para establecerse; se ven privadas hasta de las comodidades más escasas. En vez de aumentar las comodidades ya abundantes, edificad la obra en esos campos necesitados. Vez tras vez el Señor ha hablado al respecto. Su bendición no puede acompañar a su pueblo si desprecia sus instrucciones.

 

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