Debemos educarnos para estar pensando y explayándonos en las grandes escenas del juicio que están precisamente ante nosotros. El hecho de mantener nuestra mente en las escenas del gran día de Dios, cuando todo será revelado, tendrá un efecto sobre nuestro carácter. Un hermano me dijo: “Hermana White, ¿cree usted que el Señor vendrá dentro de diez años?” “¿Qué diferencia hace para usted si él viene dentro de dos, cuatro o diez años?” “Pues—dijo él—, si supiese que el Señor viene en diez años, creo que haría algunas cosas en forma diferente a como las hago ahora”.
“¿Qué haría usted?”, dije yo. “Oh—dijo él—, vendería mi propiedad y comenzaría a investigar la Palabra de Dios y trataría de advertir a la gente y conseguir que se preparen para su venida, y le suplicaría a Dios que yo pudiese estar listo para encontrarlo. Luego le dije: “Si usted supiese que el Señor no viene hasta de aquí a veinte años, ¿viviría en forma diferente?” El repuso: “Creo que sí [...]”. ¡Cuán egoísta fue la expresión de que viviría una vida diferente si supiera que el Señor vendría en diez años! Enoc caminó con Dios 300 años. Esta es una lección para nosotros para que caminemos con Dios cada día, sabiendo que no estamos seguros a menos que estemos esperando y velando.—Manuscrito 10, 1886.