Lo que queremos ahora es una reorganización. Deseamos comenzar en el fundamento y edificar sobre un principio diferente [...].
Aquí hay hombres que están a la cabeza de nuestras diversas instituciones, de los intereses educacionales, y de las asociaciones en diferentes localidades y Estados. Todos ellos han de mantenerse como representantes, para tener voz en la tarea de moldear e idear los planes que deberán llevarse a cabo. Debe haber más que uno o dos o tres hombres para considerar todo el vasto campo. La obra es grande y no hay ninguna mente humana que pueda planear sola la obra que necesita hacerse [...]. Ahora deseo decir que Dios no ha puesto en nuestras filas ningún poder monárquico para controlar esta o aquella rama de la obra. La obra ha sido grandemente restringida por los esfuerzos de controlarla en cada área [...]. Debe haber una renovación, una reorganización; deben incorporarse en las comisiones un poder y una fuerza que son necesarios.—The General Conference Bulletin, 3 de abril de 1901, pp. 25-26. Deben formarse nuevas asociaciones. Fue de acuerdo con el plan de Dios que se organizase en Australia la Unión de asociaciones [...]. No es necesario escribir a Battle Creek, a miles de kilómetros, en busca de consejo, y luego tener que esperar semanas hasta que llegue una respuesta. Los que están precisamente en el lugar deben decidir qué se hará.—The General Conference Bulletin, 5 de abril de 1901, pp. 69-70.