lunes, 1 de octubre de 2012

Israel prepara la fiesta dominical

En curso el debate encendido sobre la idea de introducir un fin de semana más largo en el que, además del Shabbat, se incluya el día de fiesta de todo el mundo occidental
La iglesia de San Antonio de Padua en Jaffa —la antigua ciudad árabe que desde 1948 es un barrio de Tel Aviv—, es probablemente la única parroquia del mundo en la que cada semana la primera misa dominical se celebra a las 11:00 del sábado. Y no podría ser de otro modo. Porque, de lo contrario, la iglesia no alcanzaría para albergar a todos los inmigrantes católicos que trabajan en las casas, en los restaurantes o en los hoteles de Tel Aviv, y que aquí ya atestan también las demás misas que, siempre el sábado, se celebran a las 16:00, a las 17:30 y a las 19:30. Celebrar el domingo un sábado —el día feriado de los judíos— es la normalidad desde siempre para los cristianos que viven en las parroquias de Israel: el domingo por la mañana, de hecho, oficinas y escuelas vuelven a abrir en aquel que aquí es el primer día laborable de la semana. O así ha sido, al menos hasta hora: en Israel, de hecho, tiene lugar en este momento un encendido debate sobre la idea de introducir un fin de semana largo en el que al shabbat —que de hecho comienza ya el viernes por la tarde— se agregue también el domingo, uniformando así las costumbres dominicales de los israelíes a aquellas de las sociedades occidentales.
La propuesta llega desde el mundo económico y el gobierno de Netanyahu la está teniendo seriamente en cuenta: hace algunos días, el Primer Ministro encomendó oficialmente al profesor Eugene Kandel, presidente del National Economic Council, la tarea de estudiar la factibilidad del descanso dominical. No se trata de un «favor» a los cristianos, sino de una iniciativa que tiene que ver, mucho más prosaicamente, con la industria de las compras y del tiempo libre. Porque la anomalía del Estado hebreo es el hecho de que el descanso coincida con un día en el que, en nombre de lo sagrado, todo se detiene. Por lo que, para los religiosos practicantes (hoy aproximadamente un tercio de la población) no es admisible no sólo hacer compras en un negocio, sino siquiera conducir el coche o ir al cine.
Y en Jerusalén —la ciudad religiosa por excelencia— el sábado es impensable siquiera encontrar un negocio abierto o un autobús. Para salvar el deseo difundido del fin de semana pero sin tocar el shabbat, nació entonces la idea del domingo como día feriado «laico», en el que también los hebreos religiosos puedan hacer todo aquello que en el mundo globalizado de hoy se hace en el tiempo libre. Incluido el rito del campeonato de fútbol, deporte muy seguido también en Israel.
Parecería la solución perfecta. Pero, como todo lo que pone en juego al elemento religioso, en Jerusalén las cosas se están revelando mucho menos simples de lo que pueda parecer. Porque, entretanto, contra la propuesta del domingo feriado ya se han rebelado los partidos que en la Knéset —el parlamento israelí— representan a los árabes israelíes, aproximadamente un quinto de la población. De hecho, siendo en su gran mayoría musulmanes, ya el viernes por la mañana no trabajan para poder participar en la oración del mediodía. Así, agregar también el domingo representaría un daño económico.
Pero también en el mundo de los hebreos religiosos hay confusión. El rabino Ovadia Yosef —que es el líder espiritual del Shas, el más importante entre los partidos religiosos que se encuentran en el gobierno con Netanyahu— ya se ha pronunciado en contra. «Las desventajas superan las ventajas», declaró en su nombre el ministro del Interior, Eli Yishai. Más allá de los cálculos económicos, resulta evidente la preocupación de que la cultura del fin de semana pueda afectar la idea del shabbat, que es uno de los puntos cardinales de la identidad hebrea de Israel. Por lo tanto —más allá de las conclusiones a las que llegará el comité liderado por el profesor Kandel— no es seguro que el gobierno de Netanyahu sea capaz de superar el veto del Shas.
De todos modos, si el proyecto del descanso feriado dominical se concretara, se deberá especificar para quién valdrá verdaderamente. Por ejemplo, podría dejar fuera a los casi 50 mil filipinos que hoy en Israel trabajan en el sector de los servicios a las personas o en las actividades vinculadas con los restaurantes. Con la consecuencia paradójica de que precisamente para estos católicos, a fin de cuentas, no cambiaría nada. Misa dominical de sábado a las 11:00 incluida.
Fuente: Vatican Insider

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