Las gracias aumentan por el
ejercicio
Mostrándote en todo por ejemplo de buenas obras; en doctrina haciendo ver integridad, gravedad, palaba sana, e irreprensible; que el adversario se avergüence, no teniendo mal ninguno que decir de vosotros. Tito 2:7, 8.
Un cristiano saludable y en crecimiento no será un receptor pasivo entre sus compañeros. Debe dar tanto como recibir. Nuestras gracias aumentan mediante el ejercicio. La sociedad cristiana nos proporcionará aire puro para respirar, y al respirarlo debemos ser activos. La obra cristiana realizada, las simpatías, el ánimo y las instrucciones dados por nosotros a aquellos que los necesitan; la abnegación, el amor, la paciencia y el aguante que son necesarios, ejercitados en la obra cristiana, crearán en nosotros fe, obediencia, esperanza y amor a Dios. ... Es esencial para los músculos y la fortaleza espiritual que el alma tenga ejercicio. Debe hacerse una obra desplegando actividad espiritual en el aprovechamiento de las oportunidades para hacer el bien. ... Cuanto más fiel sea una persona en el cumplimiento de sus deberes cristianos, tanto más vigor desarrollará.
La debilidad y la vacilación nunca harán respetable la profesión cristiana. No es posible alcanzar a los hombres donde se encuentran y elevarlos a menos que se inspire algo de confianza en ellos por vuestra sinceridad y piedad. Nunca podréis alcanzarlos descendiendo de la plataforma de la verdad y de la reforma, sino trayéndolos encima de esta plataforma que la Palabra de Dios ha provisto para vosotros. Si los hombres que se oponen a nuestra fe ven que vosotros que la profesáis sois sinceros, firmes e incorruptibles en todo tiempo y bajo todas las circunstancias, y que moráis en Cristo, la Vid viviente, y sois seguidores inconmovibles de la verdad y la reforma, reflejaréis el espíritu y el carácter de Cristo. En vuestros negocios, en las asociaciones con los creyentes y los incrédulos, en el santuario, en el hogar, en cada lugar, manifestaréis la influencia del amor del Salvador, la cual tendrá un influjo decisivo sobre los creyentes.
El genio, los talentos, y el dinero no son esenciales para ejercer esta influencia; pero es indispensable que permanezcáis en Cristo, y que él permanezca en vosotros, porque así vuestro fruto será para justicia.—Carta 1, 1882, pp. 14, 15.
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