Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con
Cristo en Dios. Colosenses 3:3.
Tanto las grandes sumas de dinero como las pequeñas deben ser
consideradas por Ud. como tesoros que Dios le ha confiado.
Cuando piense en gastar medios, debe orar sobre el asunto a fin
de que pueda usar los bienes del Señor de una manera que le
complazca. El Señor requiere de todos los que pretenden ser sus
seguidores que imiten su ejemplo. Somos espectáculo al mundo, a
los ángeles y a los hombres. Los incrédulos observan a los que
profesan ser hijos de Dios para ver si en realidad son lo que
dicen ser. ¿Es consecuente que hablemos de la abnegación de
Cristo, de su sacrificio, y sin embargo caminemos y obremos
contrariamente a su ejemplo? Los tesoros del mundo son del
Señor. Son todos suyos, tanto por creación como por redención.
¿Por qué las riquezas son llamadas “riquezas de injusticia”?
Porque por medio de ellas los hombres están sujetos a la
tentación, a ser injustos, a usarlas como a ellos les place, en
gratificar sus deseos y realizar lo que su imaginación exige.
Los que poseen dinero están en peligro de dar a los bienes de
Dios un uso equivocado, y de esa manera ser inducidos a olvidar
a Dios. La gente de Nazaret pensaba que amaba a Dios hasta que
el Señor Jesús expuso delante de ellos su verdadera condición, y
entonces se hizo evidente el hecho de que no estaban guardando
los mandamientos.
El joven rico pensaba que amaba a Dios hasta que Jesús le reveló
su ídolo y le mostró que estaba haciendo un dios de sus
posesiones. Vino a Jesús con la pregunta: ¿Qué más me falta? La
respuesta fue: “Vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y
tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme”. Lucas 18:22.
Aquellos a quienes el Señor ha dado el talento de los recursos
están bajo una pesada responsabilidad. No han de invertir el
dinero meramente para la gratificación de los deseos egoístas,
porque todo lo que gasten de esa manera es restado de los
tesoros del Señor. Por la soberana bondad de Dios, el Espíritu
Santo obra a través del agente humano, y le impulsa a hacer
pequeñas o grandes inversiones para la causa del Señor, haciendo
que redunden para la gloria de Dios.
Siempre que piense usar el dinero del Señor para gratificarse
egoístamente, recuerde que hay muchos sumidos en una profunda
pobreza, que ni siquiera tienen para comprar alimento o ropa, y
son herencia del Señor. Debemos hacer el bien a todos los
hombres, especialmente a los que son de la fe. Si los que poseen
abundantes recursos son agentes de Dios para comunicar la
verdad, usarán sus tesoros sabiamente, de modo que ninguno de la
familia de
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