Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del
Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará
testimonio acerca de mí. Juan 15:26.
Es un precioso privilegio que se nos encargue la obra de Dios, y
ser así sus colaboradores. El Espíritu Santo siempre conduce hacia
la Palabra escrita y llama la atención a la gran norma de justicia.
Recibir la honra de Dios que otorga el privilegio de testificar por
la verdad es algo maravilloso...
Aquellos en cuyos corazones mora Jesús por la fe, han recibido
realmente el Espíritu Santo. Cada individuo que recibe a Jesús como
su Salvador personal, ciertamente recibe también el Espíritu Santo a
fin de ser su Consejero, su Santificador, su Guía y su Testigo.
Cuanto más estrechamente camine el creyente con Dios, más claro será
su testimonio, y como resultado seguro, será más poderosa la
influencia de su testimonio del amor del Salvador sobre otros y más
evidencia dará de que valora la Palabra de Dios. Esta es su comida,
lo que satisface su alma sedienta. Valora el privilegio de conocer
la voluntad de Dios en su Palabra.
Algunas almas que pretenden ser creyentes han descuidado la
Palabra de Dios y se han apartado de ella. Han menospreciado la
Biblia, el maravilloso Libro guiador, el verdadero Escudriñador de
todas las ideas, y pretenden tener el Espíritu para enseñarles, de
manera que consideran innecesario escudriñar las Escrituras. Todos
ellos están prestando oído a los sofismas de Satanás, porque el
Espíritu y la Palabra armonizan, tal como lo dicen las Escrituras:
“¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto es porque
no les ha amanecido”... Isaías 8:20.
El Señor los ama y sus ángeles guardianes están a su lado. Si
ustedes son hacedores de la Palabra obedecerán las instrucciones de
Jesucristo. En nuestra propia fortaleza somos completamente débiles,
pero cuando ponemos toda nuestra confianza en Jesús somos guardados
por su poder, porque es plenamente capaz de guardar a toda alma en
El. El peligro al cual está expuesta toda alma es muy grande.
El gran adversario de Dios y enemigo del hombre se mantiene
vigilante para encontrar una oportunidad de sorprendemos con la
guardia baja. Jesús nos amonesta acerca de nuestro peligro y nos
advierte contra el astuto enemigo. Repetidamente coloca delante de
nosotros el deber de mantenemos siempre vigilantes y en oración, a
fin de no caer en tentación. Crean en Jesús. Confíen en Jesús con
una fe viviente y constante, y confíen en El para que los guarde y
los salve. Están asidos de Uno que es poderoso para salvarlos, y por
tanto tiempo como se sometan para ser conducidos por El, para
aprender de El y confiar en El, los guardará sin caída. Y si se
encarga de protegerlo
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