viernes, 2 de febrero de 2024

Certidumbre de la verdad


Es tan cierto que tenemos la verdad como que Dios vive; y Satanás, con todas sus artes y todo su poder infernal, no puede cambiar la verdad de Dios en mentira. Aunque el gran adversario procurará anular hasta lo sumo la Palabra de Dios, la verdad fulgurará como una lámpara encendida.

El Señor nos ha elegido, y nos ha hecho objetos de su misericordia maravillosa. ¿Nos dejaremos hechizar por las charlas de los apóstatas? ¿Nos colocaremos de parte de Satanás y de su hueste? ¿Nos uniremos con los transgresores de la ley de Dios? Sea más bien nuestra oración: “Señor, pon enemistad entre mí y la serpiente.” Si no estamos en enemistad con sus obras tenebrosas, nos circuyen sus poderosos repliegues y su dardo está listo para penetrar en cualquier momento hasta nuestro corazón. Debemos tenerla por enemigo mortal. Debemos oponernos a ella en nombre de Cristo. Nuestra obra es seguir adelante. Debemos defender cada pulgada del terreno. Que todos los que llevan el nombre de Cristo se revistan de la armadura de justicia.

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