miércoles, 13 de marzo de 2024

Los jóvenes han de ser misioneros


No se pase por alto a los jóvenes; déjeselos participar en el trabajo y la responsabilidad. Hágaseles sentir que tienen que contribuir a beneficiar a otros. Aun a los niños debe enseñárseles a hacer pequeñas diligencias de amor y misericordia para los que son menos afortunados que ellos.

Ideen los sobreveedores de la iglesia planes por los cuales la juventud pueda aprender a emplear los talentos que le han sido confiados. Hagan los miembros de más edad en la iglesia una obra ferviente y compasiva por los niños y jóvenes. Apliquen los ministros toda su inteligencia a idear planes por los cuales los miembros más jóvenes de la iglesia puedan ser inducidos a cooperar con ellos en la obra misionera. Pero no se imaginen que pueden despertar su interés predicándoles un largo sermón en la reunión misionera. Deben idear planes por los cuales se pueda despertar vivo interés. Tengan todos una parte que desempeñar. Enséñese a los jóvenes a hacer lo que se les indique, y traigan de semana en semana sus informes a la reunión misionera, contando lo que hayan experimentado y el éxito que por la gracia de Cristo hayan obtenido. Si tales informes fuesen traídos por personas que trabajasen con consagración, las reuniones misioneras no serían áridas ni tediosas. Rebosarían de interés y no faltarían asistentes. En toda iglesia, los miembros deben ser adiestrados de tal manera que dediquen tiempo a ganar almas para Cristo. ¿Cómo puede decirse de la iglesia: “Vosotros sois la luz del mundo,” a menos que sus miembros estén realmente impartiendo luz? Despierten y comprendan su deber los que están encargados del rebaño de Cristo, y pongan a muchas almas a trabajar.

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