martes, 25 de junio de 2024

La dirección de la obra


En los diarios de varias ciudades han aparecido artículos en los cuales se da a entender que hay una lucha entre el Dr. Kellogg y la Sra. Elena G. de White en cuanto a cuál de ellos dirigirá al pueblo adventista del séptimo día. Al leer esos artículos, me angustia sobremanera el que haya quien entienda tan mal mi obra y la del Dr. Kellogg como para publicar tales calumnias. No ha habido controversia entre el Dr. Kellogg y yo en cuanto a la dirección de la obra. Nadie me ha oído jamás pretender la dirección de la denominación. Tengo una obra de gran responsabilidad que hacer. Consiste en impartir por la pluma y de viva voz la instrucción que me ha sido dada, y debo transmitirla no sólo a los adventistas del séptimo día, sino al mundo. He publicado muchos libros, grandes y pequeños, y algunos de ellos han sido traducidos a varios idiomas. Esta es mi obra: Explicar las Escrituras a otros como Dios me las ha explicado a mí. Dios no ha establecido realeza alguna en la iglesia adventista del séptimo día para controlar todo el cuerpo, o para controlar algún ramo de la obra. No ha dispuesto que la carga de la dirección descanse sobre unos pocos hombres. Las responsabilidades están distribuidas entre un gran número de hombres competentes. Cada miembro de la iglesia tiene voz para elegir los dirigentes de ella. La iglesia elige a los dirigentes de las asociaciones locales. Los delegados elegidos por las asociaciones locales eligen los de las uniones; y los delegados elegidos por las uniones eligen a los dirigentes de la Asociación General. Con este arreglo, toda asociación, institución, iglesia e individuo, sea directamente o por medio de sus representantes, tiene voz en la elección de los hombres que llevan las responsabilidades principales en la Asociación General.

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