lunes, 17 de junio de 2024

No juzguéis


Aquellos que han usado el talento del habla para desanimar a los siervos de Dios ocupados en el adelanto de la causa de Dios y en hacer planes para dominar la oposición, deben pedir perdón a Dios por el daño que han hecho a su obra por medio de sus prejuicios malvados y sus palabras poco amables. Mediten en el daño que han hecho divulgando falsos informes y juzgando a aquellos cuyos casos no les toca juzgar.

La Palabra de Dios nos da indicaciones precisas con referencia a lo que debemos hacer cuando pensamos que un hermano está en error. Cristo dice: “Por tanto, si tu hermano pecare contra ti, ve, y redargúyele entre ti y él solo: si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo uno o dos, para que en boca de dos o de tres testigos conste toda palabra. Y si no oyere a ellos, dilo a la iglesia: y si no oyere a la iglesia, tenle por étnico y publicano.” Dice, además, el Salvador: “Por tanto, si trajeres tu presente al altar, y allí te acordares de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu presente delante del altar, y vete, vuelve primero en amistad con tu hermano, y entonces ven y ofrece tu presente.” Mateo 18:15-17; 5:23, 24. “Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién residirá en el monte de tu santidad? El que anda en integridad, y obra justicia, y habla verdad en su corazón. El que no detrae con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni contra su prójimo acoge oprobio alguno. Aquel a cuyos ojos es menospreciado el vil; mas honra a los que temen a Jehová: y habiendo jurado en daño suyo, no por eso muda. Quien su dinero no dió a usura, ni contra el inocente tomó cohecho. El que hace estas cosas, no resbalará para siempre.” Salmos 15. “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con que medís, os volverán a medir. Y ¿por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu ojo? O ¿cómo dirás a tu hermano: Espera, echaré de tu ojo la mota, y he aquí la viga en tu ojo? ¡Hipócrita! echa primero la viga de tu ojo, y entonces mirarás en echar la mota del ojo de tu hermano.” Mateo 7:1-5. Juzgar no es cosa baladí. Recordad que muy pronto el relato de vuestra vida pasará bajo la mirada de Dios. Recordad que él dijo también: “Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, cualquiera que juzgas: porque en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque lo mismo haces, tú que juzgas. Mas sabemos que el juicio de Dios es según verdad contra los que hacen tales cosas. ¿Y piensas esto, oh hombre, que juzgas a los que hacen tales cosas, y haces las mismas, que tú escaparás del juicio de Dios?” Romanos 2:1-3.

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Los obreros fervientes no tienen tiempo para espaciarse en los defectos ajenos. Contemplan al Salvador, y contemplándolo son transformados de acuerdo a su semejanza. El es Aquel cuyo ejemplo hemos de seguir en la formación de nuestro carácter. En su vida terrenal reveló claramente la naturaleza divina. Debemos esforzarnos por ser perfectos en nuestra esfera, como él es perfecto en la suya. No deben los miembros de su iglesia seguir siendo indiferentes con respecto a la formación de un carácter correcto. Colocándose bajo la influencia modeladora del Espíritu Santo, han de adquirir un carácter que refleje el divino.

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