sábado, 21 de septiembre de 2024

Cultivad el espíritu de abnegación


Cada miembro de la iglesia debe cultivar el espíritu de sacrificio. En todo hogar, deben enseñarse lecciones de abnegación. Padres y madres, enseñad a vuestros hijos a economizar. Animadles a ahorrar sus centavos para la obra misionera. Jesús es nuestro ejemplo. Por amor de nosotros se hizo pobre, para que por su pobreza fuésemos enriquecidos. Enseñó que todos deben unirse en amor para trabajar como él trabajó, para sacrificarse como él se sacrificó, para amar como hijos de Dios.

Hermanos y hermanas, debéis estar dispuestos a ser convertidos, para poder practicar la abnegación de Cristo. Vestíos con sencillez, pero decentemente. Gastad lo menos posible para vosotros mismos. Tened en vuestra casa una alcancía de abnegación, en la cual podréis poner el dinero ahorrado merced a vuestros pequeños sacrificios. Procurad obtener, cada día, una comprensión más clara de la Palabra de Dios y aprovechad toda ocasión para impartir a otros el conocimiento adquirido. No os canséis de hacer bien, puesto que Dios os imparte constantemente la gran bendición de su Don hecho a la humanidad. Cooperad con el Señor Jesús, y él os enseñará las preciosas lecciones de su amor. El tiempo es corto; en el momento oportuno, cuando el tiempo ya no será más, recibiréis vuestra recompensa. Estoy encargada de decir a los que aman a Dios sinceramente y que tienen recursos propios: Ahora es el tiempo cuando debéis invertir vuestros bienes en el sostén de la obra de Dios. Ahora es el tiempo de sostener a los predicadores en sus esfuerzos desinteresados para salvar las almas que perecen. ¿No tendréis una gloriosa recompensa cuando, en los atrios celestiales, os encontréis con las almas que habréis contribuído a salvar? Nadie guarde sus blancas; y regocíjense los que tienen mucho porque pueden hacerse en el cielo un tesoro que nunca faltará. El dinero que rehusamos colocar en la obra del Señor, perecerá y no producirá ningún interés en el banco del cielo. Al hablar de los que rehusan a Dios lo que le pertenece, el apóstol Pablo dice: “Porque los que quieren enriquecerse, caen en tentación y lazo, y en muchas codicias locas y dañosas, que hunden a los hombres en perdición y muerte. Porque el amor del dinero es la raíz de todos los males: el cual codiciando algunos, se descaminaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” 1 Timoteo 6:9, 10. No es pequeña tarea la de sembrar junto a todas las aguas. Implica un caudal continuo de dones y ofrendas. Al mayordomo fiel, Dios le concederá lo necesario para que tenga suficientemente de todo y que pueda abundar en toda buena obra. “Como está escrito: Derramó, dió a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da simiente al que siembra, también dará pan para comer, y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los crecimientos de los frutos de vuestra justicia.” 2 Corintios 9:9, 10. El Señor cuida de la semilla sembrada con mano libera1. Aquel que provee la semilla al sembrador le dará también lo necesario para que pueda cooperar con el Dador de la semilla. El Señor llama hoy a los adventistas del séptimo día, en todo lugar, para que se consagren enteramente a él, haciendo todo lo que esté a su alcance para su obra, según las circunstancias en que se encuentren. El desea verles mostrar, por medio de dones y ofrendas generosas, cuánto aprecian sus bendiciones y cuánta gratitud sienten por su misericordia. Amados hermanos y hermanas, todo el dinero que tenemos pertenece al Señor. Os invito ahora, en el nombre del Señor, a uniros todos para terminar con éxito las empresas que han sido iniciadas de acuerdo con los consejos de Dios. Que la erección de capillas, para testificar por Dios en los diversos lugares, no sea dificultada reteniendo los fondos necesarios para ello. Que aquellos que luchan para desarrollar obras importantes, grandes y pequeñas, no sean desanimados por nuestra tardanza en unirnos para poner a esas empresas en condiciones de poder hacer un trabajo útil. Que todos nuestros hermanos y hermanas se levanten para considerar lo que pueden hacer. Demuestren que entre los adventistas del séptimo día hay unión y fuerza.

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