viernes, 20 de septiembre de 2024

Las oportunidades providenciales

Debe hacerse obra misionera en muchos lugares que aparentemente prometen poco resultado. El espíritu misionero debe posesionarse de nuestras almas e impulsarnos a alcanzar ciertas clases de personas en las que no habíamos pensado, y a trabajar en lugares y con recursos que no hubiésemos imaginado siquiera. El Señor tiene su plan para esparcir la semilla del Evangelio. Sembrando según su voluntad, multiplicaremos la semilla en tales proporciones que su Palabra podrá alcanzar a millones de personas que aún no han oído la verdad.

En todas partes se presentan ocasiones. Apresuraos a entrar en cada camino que la Providencia os abra. Nuestros ojos necesitan la unción celestial para discernir tales ocasiones. Dios quiere ahora misioneros activos y clarividentes. Se nos presentarán caminos abiertos y entonces deberemos comprender las intenciones de la Providencia. Los mensajeros de Dios han recibido la orden de emprender la misma obra que Cristo realizó cuando estaba en la tierra. Deben entregarse a todos los ramos de actividad a los que él se consagró. Con fervor y sinceridad, deben hablar a los hombres de las riquezas inagotables y del tesoro imperecedero de los cielos. Deben estar llenos del Espíritu Santo. Deben repetir los ofrecimientos de paz y perdón que el Cielo les dirige. Deben señalar las puertas de la ciudad de Dios, diciendo: “Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad.” Apocalipsis 22:14.

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