jueves, 15 de febrero de 2024

Demos a Dios lo suyo


El Señor ha dado a su pueblo un mensaje para este tiempo. Está en el tercer capítulo de Malaquías. ¿Cómo podría el Señor presentar sus requerimientos de una manera más clara y enérgica que en ese capítulo? Todos deben recordar que lo que Dios exige de nosotros supera a cualquier otro derecho. El nos da abundantemente, y el contrato que él ha hecho con el hombre es que una décima parte de las posesiones de éste sea devuelta a Dios. El confía misericordiosamente sus tesoros a sus mayordomos, pero dice del diezmo: Es mío. En la proporción en que Dios ha dado su propiedad al hombre, el hombre debe devolverle un diezmo fiel de toda su substancia. Este arreglo preciso fué hecho por Jesucristo mismo. Esta obra entraña resultados solemnes y eternos, y es demasiado sagrada para ser dejada al impulso humano. No debemos sentirnos libres para tratar este asunto como quisiéramos. En respuesta a los requerimientos de Dios, deben apartarse reservas regulares como sagradas para su obra.

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